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miércoles, 21 de marzo de 2012

III. EL CRITERIO DE LA CONFIGURACIÓN CON CRISTO

El criterio de la Configuración con Cristo

Mediante la consagración sacramental, el sacerdote se configura con Jesucristo, con su propio ministerio presbiteral. Esta configuración “los capacita y compromete para ser instrumentos vivos de Cristo Sacerdote eterno y para actuar personificando a Cristo mismo; los configura en su vida entera, llamada a manifestar y testimoniar de manera original el «radicalismo evangélico»” (PDV 20, d).


También, por medio de la consagración obrada por el Espíritu Santo en la efusión sacramental del Orden, “la vida espiritual del sacerdote queda caracterizada, plasmada y definida por aquellas actitudes y comportamientos que son propios de Jesucristo, Cabeza y Pastor de la Iglesia, y que se compendian en su caridad pastoral” (PDV 21, b).

Son, precisamente, esas actitudes y comportamientos propios de Cristo los que brindan los lineamientos y dan coherencia al proyecto educativo del Seminario San Luis en cada una de sus dimensiones: Jesucristo Siervo de la Iglesia, Jesucristo promotor de la unidad entre los hombres. Jesucristo Sacerdote, Maestro y Pastor (Cf. OT 4).

Esta configuración con Cristo parte, en el futuro sacerdote, de un acto de verdadera fe en Él, la que se desarrolla y profundiza en un proceso que conlleva un encuentro personal con Cristo el cual, por su parte, se traduce en el desarrollo de una comunicación cada vez más continua y profunda con Él para lograr una auténtica comunión con Jesucristo.

Por lo tanto, una verdadera Configuración con Cristo exige un acto de amor que se expresa en el seguimiento y la entrega del sacerdote, quien revive en su vida espiritual el amor esponsal de Cristo hacia la Iglesia. Lo cual lo lleva a “ser capaz de amar a la gente con un corazón nuevo, grande y puro, con auténtica renuncia de sí mismo, con entrega total, continua y fiel” (PDV 22, c).


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