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miércoles, 31 de octubre de 2012

Un seminarista en Las Ss!


Por Luis Alva
Estando en el primer año de teología, un sacerdote jesuita, llamado José António quien era mi director espiritual, me empresta un libro titulado: Un seminarista en la SS. Mi primera inquietud era saber que significaban las dos SS. Me inquietaba saberlo por eso inicié su lectura de inmediato. Sin embargo, más allá de descubrir esas siglas, descubrí una luz que ilumino mi vocación. Las terribles experiencias vividas por Gereon Goldmann en la Segunda Guerra Mundial, no eran más que un animarme y una ayuda para vencer mis pequeñas e insignificantes "terribles experiencias" que la vida me presentó. Te presento a continuación una breve sinopsis del libro y al final un enlace para que puedas acceder a su lectura. Así, te darás cuenta que sí se puede llegar a ser sacerdote a pesar de las muchas "terribles experiencias" que se nos pueda presentar en el camino vocacional. Aquí te dejo la historia apasionante de un seminarista franciscano.
Un seminarista en las SS es el apasionante relato autobiográfico de las increíbles aventuras vividas por un joven seminarista franciscano reclutado forzosamente por las SS de Hitler al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Sin traicionar a sus ideales cristianos, Gereon Goldmann fue capaz de completar su formación sacerdotal, ser ordenado, y ejercer secretamente su ministerio con los soldados católicos alemanes y con las víctimas civiles inocentes atrapadas en los horrores de la guerra.   El Padre Goldmann cuenta las múltiples ocasiones en que escapó de una muerte segura gracias a ayudas providenciales, sus experiencias en los tribunales de guerra en los que fue juzgado, su vida en el terrible campo de prisioneros en Kasr-Es-Souk, en el Marruecos francés, la diabólica persecución que él y sus camaradas católicos sufrieron a causa de su fe, etc. El relato es un extraordinario testimonio del poder de la Providencia y del imperecedero valor del amor, la fe y el sacrificio.  Para Alice von Hildebrand se trata de "una obra realmente sorprendente. El lector se siente cautivado desde la primera línea hasta la última. Es un libro de lectura indispensable".  Gereon Goldmann nació en Ziegenahin (Alemania) en 1916. Se hizo novicio franciscano en 1936. En 1939, junto con otros compañeros, fue reclutado forzosamente por el Régimen nazi e incorporado a las SS. Vivió como soldado durante toda la guerra aunque siendo fiel a su condición religiosa y, finalmente, después de ser capturado, pudo ordenarse sacerdote en 1944. Posteriormente estuvo en un campo de prisioneros en Kasr-Es-Souk, en el Marruecos francés, hasta que fue liberado en febrero de 1946. En 1954 se trasladó a Japón, algo que había deseado durante toda su vida, donde desarrolló una intensa actividad pastoral y asistencial, siendo el promotor de numerosas iniciativas. Residió también en la India, donde fue nombrado provincial de los Carmelitas en Manalikara. En sus últimos años volvió a su país natal, Alemania, donde murió en 2003. (Sinopsis tomado de la Palabra.es)


martes, 30 de octubre de 2012

¡Cuidado con la soledad!


Por Remedios Falaguera
Fuente: InfoCatolica

Nadie duda que la vocación de los sacerdotes es una de las más difíciles de vivir. Muchos de ellos están solos. Y esta soledad, que les puede llevar a la rutina, a la frialdad, al desanimo ante la falta de respuesta de su pastoral, o al abandono de sus sagrados deberes sacerdotales, puede ser la Cruz más difícil de llevar a lo largo de su ministerio.

“Vivir en medio del mundo sin ambicionar sus placeres. Ser miembro de cada familia sin pertenecer a ninguna; Compartir todos los secretos; perdonar todas las ofensas; ir del hombre a Dios y ofrecer a Él sus oraciones. Regresar de Dios al hombre para traer perdón y esperanza. Tener un corazón de fuego para la caridad y un corazón de bronce, para la castidad; enseñar y perdonar, consolar y bendecir siempre, ¡Dios mío, que vida! Y esa es la tuya, ¡Oh sacerdote de Jesucristo!”2

Por ello, nosotros, su pueblo, no debemos dejarles solos. No debemos dejar que se sientan incomprendidos, marginados o abandonados espiritualmente por sus propios fieles. “Porque la soledad es mala consejera y cuando todos nos retiramos ellos necesitan alguien en quien poder apoyarse… Sin lugar a dudas Dios les da fortaleza, pero el demonio es donde mas trabaja, también. No los dejen solos y si no los pueden acompañar hagan siempre oraciones por ellos, aun la más pequeña en cualquier momento del día, todos los días. Ellos deben guiar más almas a la Casa del Padre. Deben ser firmes en su elección”.3

¡Hay que “cuidar su alma”!
De hecho, tenemos el deber de ayudarles no solo en las necesidades materiales sino también en las espirituales y pastorales. En la amistad fraterna, en la oración , y por supuesto, en la colaboración de las actividades pastorales.
“Para avanzar en la vida espiritual necesitas a alguien que te ayude, que te ilumine a la hora de discernir las situaciones, que te ayude también a resolver tus propias contradicciones, tus ocultaciones implícitas y subconscientes, y quizá no demasiado culpables, y que te ayude también en los momentos de desánimo y de desilusión, por disgustos que a veces nos vienen pues porque, en fin, nadie es perfecto en la Iglesia, ni siquiera los obispos, ni los cardenales ni los vicarios ni nadie, y a veces, en el ejercicio de la obediencia se sufre".4

Este año se celebra el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y siguiendo sus orientaciones en el decreto Presbyterorum Ordinis “para que el ministerio de los presbíteros se mantenga con más eficacia en las circunstancias pastorales y humanas, cambiadas radicalmente, y se atienda mejor a su vida, este Sagrado Concilio declara:

Recuerden los presbíteros que nunca están solos en su trabajo, sino sostenidos por la virtud todopoderosa de Dios: y creyendo en Cristo, que los llamó a participar de su sacerdocio, entréguense con toda confianza a su ministerio, sabedores de que Dios es poderoso para aumentar en ellos la caridad. Recuerden también que tienen como cooperadores a sus hermanos en el sacerdocio, más aún, a todos los fieles del mundo (…) Guiados por el espíritu fraterno, los presbíteros no olviden la hospitalidad, practiquen la beneficencia y la asistencia mutua, preocupándose sobre todo de los que están enfermos, afligidos, demasiado recargados de trabajos, aislados, desterrados de la patria, y de los que se ven perseguidos. Reúnanse también gustosos y alegres para descansar, pensando en aquellas palabras con que el Señor invitaba, lleno de misericordia, a los apóstoles cansados: “Venid a un lugar desierto, y descansad un poco” (Mc., 6, 31). Además, a fin de que los presbíteros encuentren mutua ayuda en el cultivo de la vida espiritual e intelectual, puedan cooperar mejor en el ministerio y se libren de los peligros que pueden sobrevenir por la soledad, foméntese alguna especie de vida común o alguna conexión de vida entre ellos, que puede tomar formas variadas, según las diversas necesidades personales o pastorales; por ejemplo, vida en común, donde sea posible; de mesa común, o a lo menos de frecuentes y periódicas reuniones”.5

De ahí que no nos extrañe que en las Preces por los Sacerdotes le encomendemos a nuestro Señor, no solo por un corazón de Buen Pastor para el Santo Padre, y por la solicitud paternal y el compromiso de los obispos para con sus sacerdotes, sino que clamamos al Señor por la fidelidad, la obediencia, la alegría, y la unidad de todos los sacerdotes para que “transformándolos en Ti, Señor, el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra”.

Entre ellas hay algunas muy entrañables que rezan así:

“A los sacerdotes pobres, socórrelos, Señor.
A los sacerdotes enfermos, sánalos, Señor.
A los sacerdotes ancianos, dales alegre esperanza, Señor.
A los tristes y afligidos, consuélalos, Señor.
A los sacerdotes turbados, dales tu paz, Señor.
A los que están en crisis, muéstrales tu camino, Señor.
A los calumniados y perseguidos, defiende su causa, Señor.
A los sacerdotes tibios, inflámalos, Señor.
A los desalentados, reanímalos, Señor.
A los que aspiran al sacerdocio, dales la perseverancia, Señor”.6

———————-
1.Cardenal Arzobispo de Madrid Antonio María Rouco Varela, Acompañamiento y dirección espiritual. De la crisis a la recuperació. Diálogos de Teología 2011, organizadas por la Biblioteca sacerdotal Almudí y la Facultad de Teología de Valencia, 14 de octubre 2011
2.Fr. Enrique Lacordaire, O.P. Sacerdote de Jesucristo, poema.
3.Margarita Ramirez Cruz (Madre espiritual del Excmo Sr Don Victorino Alvarez Tena, 1er Obisapo de Celaya, Gto
4.Cardenal Arzobispo de Madrid Antonio María Rouco Varela, Acompañamiento y dirección espiritual. De la crisis a la recuperació. Diálogos de Teología 2011, organizadas por la Biblioteca sacerdotal Almudí y la Facultad de Teología de Valencia, 14 de octubre 2011.
5.Presbyterorum Ordinis , p. 8,p.10
6.Preces por los Sacerdotes


lunes, 29 de octubre de 2012

LAS 58 PROPOSICIONES SINODALES: puntos más significativos de cada una de ellas

Salvador Pié-Ninot,
experto sinodal
 
 
Este Sínodo, en la práctica, ha privilegiado la comprensión de la Nueva Evangelización como nuevo ardor, nueva fuerza y nuevos métodos en la misión fundamental de la Iglesia, y esto se puede ver en las 58 Proposiciones votadas por el Sínodo que se presentan al Papa, así como en el Mensaje al Pueblo de Dios, dirigido a toda la Iglesia. Por esto, la novedad más propia de este Sínodo está en la conciencia viva y generalizada, puesta de manifiesto, de que estamos ante un momento fuertemente novedoso, y de que hace falta afrontarlo con lucidez para que el anuncio y el testimonio del Evangelio sean de nuevo una Buena Noticia para todos aquél que esté abierto a acogerla!

Todo esto, este Sínodo lo ha vivido con intensidad a partir de la escucha del latido de las distintas iglesias de toda la Católica - con más de 260 intervenciones - y al final se ha intentado iniciar algunos pasos mediante la formulación de 58 proposiciones, orientadas muchas de ellas a mejorar, a realizar con nuevo ardor y con nuevos métodos, nuestra pastoral ordinaria, apuntando y esbozando algunos elementos de lo que tendrá que ser progresivamente aquella Nueva Evangelización que responda a la realidad cambiante, secularizada y pluralista en que vivimos. Por esto, el gran símbolo–síntesis de este Sínodo es la Samaritana, en el desierto, en búsqueda del agua viva, con la posibilidad de encontrarse con el Señor, de cambiar de vida, y de dar testimonio... Y por esto es su mejor herencia!

 
LAS 58 PROPOPOSICIONES SINODALES: puntos más significativos de cada una de ellas.

Se puede destacar que las 58 proposiciones tienen un denominador común: el proponer algún punto para reforzar con más ardor alguno de los aspectos habituales de la misión ordinaria evangelizadora de la Iglesia (liturgia, misión, caridad, testimonio, servicio....). Los puntos más significativos aportados aquí son aquellos que presentan elementos de cierta novedad, ya sea por su subrayado, que son la mayoría y van marcados con un +, o ya sea por su formulación nueva, que incorpora a menudo un lenguaje de una teología de frontera y de diálogo, en clave teológico-fundamental, y van indicados con un *. La referencia central al Concilio Vaticano II va marcada con dos **:  

1: documentos a entregar al Papa Benedicto XVI: las Actas de todo el que se ha hecho en el Sínodo.

2: acción de gracias del Sínodo a todos los participantes: Papa, Obispos y otros sinodales, expertos, auditores, auxiliares.

3: sobre las Iglesias Católicas Orientales: reconocimiento de su testimonio peculiar y difícil en Oriente Medio.

4: +hay que hacer más activa la propia identidad cristiana.

5: *renovación de la fe y de la inculturación con atención a los “signos de los tiempos” y a los cambios de nuestro mundo.

6: +la proclamación del Evangelio: centrada en el misterio pascual de Jesucristo

7: *unidad de los tres aspectos del Evangelización: a) la ordinaria, de crecimiento en la fe; b) el anuncio a quienes no conocen Jesucristo; c) la Nueva Evangelización de los bautizados alejados: todo hacia un nuevo Pentecostés.

8: *la fuerte secularización: situación nueva!; auto-comprensión de la Iglesia como un “pequeño rebaño” (Lc 12,32).

9: *importancia de la primera proclamación de la fe cristiana –kerygma- y de un breve elenco de su contenido.

10: +el derecho a proclamar y escuchar el Evangelio, excluyendo todo “proselitismo”

11: +promoción de la Biblia como alma de toda la Evangelización con la Lectio divina.

12: ** reafirmación del Concilio Vaticano II, siguiendo la interpretación del Papa Benedicto, como un concilio de “reforma dentro de la continuidad” (solemne celebración el 11 de octubre del 50 aniversario de su inicio).

13: *provocaciones del secularismo: la soledad, la carencia de sentido...; hay que mostrar la verdad y belleza del Evangelio.

14: *reforzar la función reconciliadora y pacificadora de la Iglesia en el mundo.

15: *recuperar los derechos humanos y su fundamentación.

16: +la libertad a elegir la propia religión como derecho fundamental.

17: *profundizar la relación entre fe y razón, con los ‘preámbulos de la fe’ o condiciones de su posibilidad;  hace falta una teología de la credibilidad y una forma nueva de apologética (como respuesta no polémica, sino propuesta).

18: *la importancia de los medios de comunicación, especialmente el mundo de la comunicación electrónica.

19: +la nueva Evangelización, de acuerdo con la doctrina social de la Iglesia, exige la libertad, la vida y la justicia.

20: *la belleza como vía para la nueva evangelización: “amamos aquello que es bello”, dice san Agustín.

21: *los emigrantes: hay que acogerlos, respetando sus tradiciones rituales y su testimonio.

22: +*necesidad de auto-conversión de los propios obispos, pidiendo también perdón.

23: +la santidad, decisiva en la obra evangelizadora.

24: +recordar el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia para la presencia cristiana a la sociedad.

25: *atención a las grandes ciudades y áreas metropolitanas como lugares humanamente complejos y desafiantes.

26: +la parroquia: lugar básico de evangelización, que debe ampliar mucho sus miras y horizontes.

27: +escuelas y universidades: velar por su identidad, siendo decisiva una amplia corresponsabilidad de los laicos.

28: +necesidad de una verdadera catequesis de adultos.

29: +importancia renovada de la catequesis y de la formación de catequistas; subrayado en el Catecismo y su Compendio; *propuesta de que los Obispos locales puedan instituir un ministerio del catequista.

30: +*importancia de estudiar teología como ciencia de la fe.

31: +reafirmar la importancia para toda la Iglesia de la opción preferencial por los pobres.

32: +atención espiritual a los enfermos y a todos quienes los velan y acompañan.

33: +*que exista en cada diócesis al menos un lugar especial para el sacramento de la reconciliación.

34: +relanzamiento del valor del domingo, como día del Señor.

35: +*la liturgia, expresión primaria de la Nueva Evangelización, como “óptima escuela de fe”.

36: *redescubrir la dimensión también contemplativa de la evangelización.

37: *significatividad para la Nueva Evangelización del sacramento de la Confirmación.

38: +atención especial renovada a la iniciación cristiana y al orden de sus tres sacramentos.

39: *la religiosidad popular: debe aumentarse su valor para la vida cristiana.

40: *agradecimiento por la creación del “Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización”.

41: *la Iglesia particular y todos sus miembros: sujetos activos de la Nueva Evangelización.

42: +potenciar una “acción pastoral integrada” en cada diócesis.

43: +reconocimiento de los ‘nuevos’ movimientos, que deben cooperar estrechamente con la diócesis y las parroquias.

44: +*la parroquia: lugar de fuerte dinamización para la Nueva Evangelización.

45: +*más atención, respeto y dinamización de la presencia del laicado en el mundo.

46: +*reconocimiento particular a las mujeres por su papel decisivo en la nueva evangelización.

47: *importancia de una formación adecuada a los distintos destinatarios (jóvenes, agnósticos, ancianos...).

48: +la familia: punto central y base de la nueva evangelización; *atención a los matrimonios ‘rotos’.

49: +dimensión pastoral del ministerio ordenado (obispos, presbíteros, diáconos); *se lamentan los escándalos ocasionados.

50: +la vida consagrada: expresión de la fuerza del Evangelio; invitación a seguirla.

51: +los jóvenes: importantes ya como el presente y no sólo como el futuro!; *utilidad del YOUCAT.

52: **testimonio ecuménico de la celebración del 50 aniversario del Concilio Vaticano II, con presencia del Patriarca Ecuménico de Constantinopla y del Arzobispo primado de Inglaterra, unido a otras confesiones cristianas.

53: *importancia del diálogo interreligioso con una atención particular y ‘delicada’ hacia el Islam

54: *diálogo entre fe y ciencia, con una visión de la razón “abierta al misterio”.

55: *el Atrio de los Gentiles, modelo del diálogo fe/cultura; las instituciones educativas pueden promoverlo.

56: + custodia de la creación como obra buena de Dios.

57: +* se debe velar por la transmisión de la fe.

58: +* María: Estrella de la Nueva Evangelización: que por ella la Iglesia sea casa para muchos y Madre de todos.

 

 


Balance final del Sínodo de los Obispos: Mensaje al Pueblo de Dios (Síntesis del texto original)

Por Salvador Pié-Ninot,
experto sinodal
 
Si algún resumen significativo se puede hacer del Sínodo, éste está precisamente en el precioso símbolo-síntesis que introduce el “Mensaje al Pueblo de Dios” basado en la narración de la Samaritana y su encuentro con Jesús. En efecto, el Sínodo se ha dado cuenta de la situación de “desertización espiritual” (Benedicto XVI) de nuestro mundo –como la narración de la Samaritana –y, a la vez, se ha dado cuenta de las variadas ansias de sed, especialmente de sentido, presentes por todas partes. El encuentro personal con Jesucristo, descubierto sólo al final de la narración de la Samaritana, cambió su vida e hizo posible que lo anunciara. Por esta razón, esta narración evangélica, convertida en símbolo, es la mejor síntesis de la experiencia de este esperado Sínodo que ha partido de una amplia conciencia de la necesidad que tiene la misión evangelizadora de toda la Iglesia de un cambio y de una seria adaptación a las nuevas situaciones de nuestro mundo, y es desde aquí de dónde surge la expresión de Nueva Evangelización, dirigida particularmente a los bautizados alejados de la fe, pero también concebida como un nuevo ardor, una nueva fuerza y nuevos métodos que hace falta para evangelizar hoy!
El símbolo-síntesis del Sínodo en su Mensaje al Pueblo de Dios
 
Hermanos y hermanas: “Gracia a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (Rm 1, 7). Obispos de todo el mundo, invitados por el Obispo de Roma, el Papa Benedicto XVI, nos hemos reunido para reflexionar juntos sobre “la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”.


1. Como la samaritana en el pozo.
 

Nos dejamos iluminar por una página del Evangelio: el encuentro de Jesús con la mujer samaritana (cf. Jn 4, 5-42). No hay hombre o mujer que en su vida, como la mujer de Samaría, no se encuentre junto a un pozo con una vasija vacía, con la esperanza de saciar el deseo más profundo del corazón, aquel que sólo puede dar significado pleno a la existencia. Hoy son muchos los pozos que se ofrecen a la sed del hombre, pero conviene hacer discernimiento para evitar aguas contaminadas. Es urgente orientar bien la búsqueda, para no caer en desilusiones que pueden ser ruinosas. 

Como Jesús, en el pozo de Sicar, también la Iglesia siente el deber de sentarse junto a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, para hacer presente al Señor en sus vidas, de modo que puedan encontrarlo, porque sólo él es el agua que da la vida verdadera y eterna. Sólo Jesús es capaz de leer hasta lo más profundo del corazón y desvelarnos nuestra verdad: “Me ha dicho todo lo que he hecho”, cuenta la mujer a sus vecinos. Esta palabra de anuncio - a la que se une la pregunta que abre a la fe: “¿Será Él el Cristo?” - muestra que quien ha recibido la vida nueva del encuentro con Jesús, a su vez no puede hacer menos que convertirse en anunciador de verdad y esperanza para con los demás... De la acogida del testimonio la gente pasará después a la experiencia directa del encuentro: “Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo”.


2. Una nueva evangelización.

Conducir a los hombres y las mujeres de nuestro tiempo hacia Jesús, al encuentro con Él, es una urgencia que aparece en todas las regiones... Los cambios sociales y culturales nos llaman, sin embargo, a algo nuevo: a vivir de un modo renovado nuestra experiencia comunitaria de fe y el anuncio, mediante una evangelización “nueva en su ardor, en sus métodos, en sus expresiones” (Discurso al CELAM, 9 marzo 1983) como dijo Juan Pablo II. Una evangelización dirigida, como nos ha recordado Benedicto XVI, “principalmente a las personas que, habiendo recibido el bautismo, se han alejado de la Iglesia y viven sin referencia alguna a la vida cristiana [...], para favorecer en estas personas un nuevo encuentro con el Señor, el unico que llena de significado profundo y de paz nuestra existencia; para favorecer el redescubrimiento de la fe, fuente de gracia que lleva consigo alegría y esperanza para la vida personal, familiar y social” (Homilía, Roma 7 octubre 2012). 


 3.El encuentro personal con Jesucristo en la Iglesia.

... La Iglesia es el espacio ofrecido por Cristo en la historia para poderlo encontrar, porque Él le ha entregado su Palabra, el bautismo que nos hace hijos de Dios, su Cuerpo y su Sangre, la gracia del perdón del pecado, sobre todo en el sacramento de la Reconciliación, la experiencia de una comunión que es reflejo mismo del misterio de la Santísima Trinidad y la fuerza del Espíritu que nos mueve a la caridad hacia los demás. Hemos de constituir comunidades acogedoras, en las cuales todos los marginados se encuentren como en su casa, con experiencias concretas de comunión que, con la fuerza ardiente del amor, -“Mirad como se aman” (Tertulliano, Apologetico, 39, 7) – atraigan la mirada desencantada de la humanidad contemporánea... Es nuestra tarea hoy el hacer accesible esta experiencia de Iglesia y multiplicar, por tanto, los pozos a los cuales invitar a los hombres y mujeres sedientos y posibilitar su encuentro con Jesús, ofrecer oasis en los desiertos de la vida...
 

4. Las ocasiones del encuentro con Jesús y la escucha de la Escritura


... Recordamos, por ejemplo, cómo Pedro, Andrés, Santiago y Juan han sido llamados por Jesús en el contexto de su trabajo, cómo Zaqueo ha podido pasar de la simple curiosidad al calor de la mesa compartida con el Maestro, cómo el centurión pide la intervención del Señor ante la enfermedad de una persona cercana, como el ciego de nacimiento lo ha invocado como liberador de su propia marginación, como Marta y María han visto recompensada su hospitalidad con su propia presencia. Podemos continuar aún recorriendo las páginas de los Evangelios y encontrando tantos y tantos modos en los que la vida de las personas se ha abierto, desde diversas condiciones, a la presencia de Cristo..., nos ayuda a hallar espacios nuevos de encuentro con Él, nuevas formas de acción verdaderamente evangélicas, enraizadas en las dimensiones fundamentales de la vida humana: la familia, el trabajo, la amistad, la pobreza y las pruebas de la vida, etc.


5. Evangelizarnos a nosotros mismos y disponernos a la conversión


Queremos resaltar que la nueva evangelización se refiere, en primer lugar, a nosotros mismos... Hemos de reconocer con humildad que la miseria, las debilidades de los discípulos de Jesús, especialmente de sus ministros, hacen mella en la credibilidad de la misión... Sabemos que hemos reconocer humildemente nuestra debilidad ante las heridas de la historia y no dejamos de reconocer nuestros pecados personales... Si esta renovación fuese confiada a nuestras fuerzas, habría serios motivos de duda, pero en la Iglesia la conversión y la evangelización no tienen como primeros actores a nosotros, pobres hombres, sino al mismo Espíritu del Señor. Aquí está nuestra fuerza y nuestra certeza, que el mal no tendrá jamás la última palabra...: “No se turbe vuestro corazón y no tengáis miedo” (Jn 14, 27), ha dicho Jesús a sus discípulos.

 

6. Reconocer en el mundo de hoy nuevas oportunidades de evangelización


Este sereno coraje sostiene también nuestra mirada sobre el mundo contemporáneo. No nos sentimos atemorizados por las condiciones del tiempo en que vivimos. Nuestro mundo está lleno de contradicciones y de desafíos, pero sigue siendo creación de Dios, y aunque herido por el mal, siempre es objeto de su amor y terreno suyo, en el que puede ser resembrada la semilla de la Palabra para que vuelva a dar fruto. No hay lugar para el pesimismo en las mentes y en los corazones de aquellos que saben que su Señor ha vencido a la muerte y que su Espíritu actúa con fuerza en la historia. ... La secularización y la crisis del primado de la política y del Estado piden a la Iglesia repensar su propia presencia en la sociedad... Las muchas y siempre nuevas formas de pobreza abren espacios inéditos al servicio de la caridad: la proclamación del Evangelio compromete a la Iglesia a estar al lado de los pobres y compartir con ellos sus sufrimientos, como lo hacía Jesús. También en las formas más ásperas de ateísmo y agnosticismo podemos reconocer, aún en modos contradictorios, no un vacío, sino una nostalgia, una espera que requiere una respuesta adecuada...

 

7. Evangelización, familia, vida consagrada


... No se puede pensar en una nueva evangelización sin sentirnos responsables del anuncio del Evangelio a las familias y sin ayudarles en la tarea educativa... Hoy la familia, que se constituye con el matrimonio de un hombre y una mujer que los hace “una sola carne” (Mt 19,6) abierta a la vida, está atravesada por todas partes por factores de crisis, rodeada de modelos de vida que la penalizan, olvidada de las políticas de la sociedad, de la cual es célula fundamental, no siempre respetada en sus ritmos ni sostenida en sus esfuerzos por las propias comunidades eclesiales. Precisamente por esto, nos vemos impulsados a afirmar que tenemos que desarrollar un especial cuidado por la familia y por su misión en la sociedad y en la Iglesia, creando itinerarios específicos de acompañamiento antes y después del matrimonio...

 

Nuestra reflexión se ha dirigido también a las situaciones familiares y de convivencia en las que no se muestra la imagen de unidad y de amor para toda la vida que el Señor nos ha enseñado. Hay parejas que conviven sin el vínculo sacramental del matrimonio; se extienden situaciones familiares irregulares construidas sobre el fracaso de matrimonios anteriores: acontecimientos dolorosos que repercuten incluso sobre la educación en la fe de los hijos. A todos ellos les queremos decir que el amor de Dios no abandona a nadie, que la Iglesia los ama y es una casa acogedora con todos, que siguen siendo miembros de la Iglesia, aunque no pueden recibir la absolución sacramental ni la Eucaristía. Que las comunidades católicas estén abiertas a acompañar a cuantos viven estas situaciones... ...  Conviene dar también importancia a la Vida Consagrada...

 

8. La comunidad eclesial y los diversos agentes de la evangelización


La obra de la evangelización no es labor exclusiva de alguien en la Iglesia sino del conjunto de las comunidades eclesiales, donde se tiene acceso a la plenitud de los instumentos del encuentro con Jesús: la Palabra, los sacramentos, la comunión fraterna, el servicio de la caridad, la misión. En esta perspectiva emerge sobre todo el papel de la parroquia como ...“fuente de la villa”, como le gustaba llamarla a Juan XXIII, en la que todos pueden beber encontrando la frescura del Evangelio. Su función permanece imprescindible, aunque las condiciones particulares pueden requerir una articulación en pequeñas comunidades o vínculos de colaboración en contextos más amplios. Sentimos, ahora, el deber de exhortar a nuestras parroquias a unir a la tradicional cura pastoral del Pueblo de Dios las nuevas formas de misión que requiere la nueva evangelización...


Mirando a los laicos, una palabra específica se dirige a las varias formas de asociación, antiguas y nuevas, junto con los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades. Todas ellas son expresiones de la riqueza de los dones que el Espíritu entrega a la Iglesia. También a estas formas de vida y compromiso en la Iglesia expresamos nuestra gratitud, exhortándoles a la fidelidad al propio carisma y a la plena comunión eclesial, de modo especial en el ámbito de las Iglesias particulares...


9. Para que los jóvenes puedan encontrarse con Cristo

 

Nos sentimos cercanos a los jóvenes de un modo muy especial... La mirada de los obispos hacia ellos es todo menos pesimista. Preocupada, sí, pero no pesimista. Preocupadaporque justo sobre ellos vienen a confluir los embates más agresivos de estos tiempos; no pesimista, sin embargo, sobre todo porque, lo resaltamos, el amor de Cristo es quien mueve los profundo de la historia y además, porque descubrimos en nuestros jóvenes aspiraciones profundas de autenticidad, de verdad, de libertad, de generosidad, de las cuales estamos convencidos que sólo Cristo puede ser respuesta capaz de saciarlos. Queremos ayudarles en su búsqueda e invitamos a nuestras comunidades a que, sin reservas, entren en una dinámica de escucha, de diálogo y de propuestas valientes ante la difícil condición juvenil....


La nueva evangelización tiene un campo particularmente árduo pero al mismo tiempo apasionante en el mundo de los jóvenes, como muestran no pocas experiencias, desde las más multitudinarias como las Jornadas Mundiales de la Juventud, a aquellas más escondidas pero no menos importantes, como las numerosas y diversas experiencias de espiritualidad, servicio y misión. A los jóvenes les reconocemos un rol activo en la obra de la evangelización, sobre todo en su ambientes.

 

10. El Evangelio en diálogo con la cultura y la experiencia humana y con las religiones.


La nueva evangelización tiene su centro en Cristo y en la atención a la persona humana, para hacer posible el encuentro con él. Pero su horizonte es más ancho en cuanto al mundo y no se cierra a ninguna experiencia del hombre. Eso significa que ella cultiva, con particular atención, el diálogo con las culturas, con la confianza de poder encontrar en todas ellas las “semillas del Verbo”...


El encuentro entre fe y razón nutre el esfuerzo de la comunidad cristiana en el mundo de la educación y la cultura. Un lugar especial en este campo lo ocupan las instituciones educativas y de investigación: escuelas y universidades... En este ámbito merecen una atención especial las escuelas y universidades católicas, en las que la apertura a la trascendencia, propia de todo itinerario cultural sincero y educativo, debe completarse con caminos de encuentro con la persona de Jesucristo y de su Iglesia. Vaya la gratitud de los obispos a todos los que, en condiciones muchas veces difíciles, desempeñan esta tarea. La evangelización exige que se preste atención al mundo de la comunicaciones sociales...


Un particular ámbito de encuentro entre fe y razón se da hoy en el diálogo con el conocimiento científico... Queremos, además, agradecer su esfuerzo a los hombres y mujeres que se dedican a otra expresión del genio humano: el arte en sus varias formas, desde las más antiguas a las más recientes. En sus obras, en cuanto tienden a dar forma a la tensión del hombre hacia la belleza, reconocemos un modo particularmente significativo de expresión de la espiritualidad... La vía de la belleza es un camino particularmente eficaz de la nueva evangelización.


Más allá del arte, toda obra del hombre es un espacio en el que, mediante el trabajo...: liberar el trabajo de aquellas condiciones que no pocas veces lo transforman en un peso insoportable con una perspectiva incierta, amenazada por el desempleo, especialmente entre los jóvenes, poner a la persona humana en el centro del desarrollo económico y pensar este mismo desarrollo como una ocasión de crecimiento de la humanidad en justicia y unidad... El Evangelio ilumina también las situaciones de sufrimiento en la enfermedad... Un ámbito en el que la luz de Evangelio debe iluminar los pasos de la humanidad es el de la vida política, con un compromiso de cuidado desinteresado por el bien común...


El diálogo de la Iglesia tiene su natural destinatario, también, en las otras religiones. Si evangelizamos es porque estamos convencidos de la verdad de Cristo, y no porque estemos contra nadie. El Evangelio de Jesús es paz y alegría y sus discípulos se alegran de reconocer cuanto de bueno y verdadero el espíritu religioso humano ha sabido descubrir en el mundo creado por Dios y ha expresado en las diferentes religiones. El diálogo entre las religiones quiere ser una contribución a la paz, rechaza todo fundamentalismo y denuncia cualquier violencia...


11. En el año de la fe, la memoria del Concilio Vaticano II y el Catecismo de la Iglesia Católica.

 

En el camino de la nueva evangelización podremos sentirnos a veces como en un desierto, en medio de peligros y privados de referencias. El Papa Benedicto XVI ha hablado de una “«desertificación» espiritual” que ha avanzado en estos últimos decenios, pero él mismo nos ha dado fuerza afirmando que “a partir de esta experiencia de desierto, de este vacío, podemos nuevamente descubrir la alegría del creer, su importancia vital para nosotros, hombres y mujeres. En el desierto se descubre el valor de aquello que es esencial para vivir” (Homilía, 11.X.2012). En el desierto, como la mujer la samaritana, se va en busca de agua y de un pozo del que sacarla: ¡dichoso el que en él encuentra a Cristo!

 

12. Contemplando el misterio y cercanos a los pobres


El primer (símbolo de autenticidad) está constituído por el don y la experiencia de la contemplación. Sólo desde una mirada adorante al misterio de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, sólo desde la profundidad de un silencio que se pone como seno que acoge la única Palabra que salva, puede desarrollarse un testimonio creíble para el mundo... El otro símbolo de autenticidad de la nueva evangelización tiene el rostro del pobre. Estar cercano a quien está al borde del camino de la vida no es sólo ejercicio de solidaridad, sino ante todo un hecho espiritual... A los pobres les reconocemos un lugar privilegiado en nuestras comunidades, un puesto que no excluye a nadie, pero que quiere ser un reflejo de como Jesús se ha unido a ellos... Por eso es necesaria la introducción de la doctrina social de la Iglesia en los itinerarios de la nueva evangelización y cuidar la formación de los cristianos...


13. Una palabra a las Iglesias de las diversas regiones del mundo.

 

Una consideración particular, llena de afecto y gratitud, reservamos a vosotros, cristianos de las Iglesias Orientales Católicas, herederos de la primera difusión del Evangelio, experiencia custodiada por vosotros con amor y fidelidad y a vosotros, cristianos presentes en el Este de Europa...

 

Nos dirigimos a vosotros que vivís en África y resaltamos nuestra gratitud por el testimonio que ofrecéis en situaciones humanas muy difíciles. Os exhortamos a relanzar la evangelización recibida en tiempos aún recientes, a edificaros como Iglesia “familia de Dios”, a reforzar la identidad de la familia y a sostener la labor de los sacerdotes y catequistas, especialmente en las pequeñas comunidades....


Los obispos de la Asamblea sinodal os invitan a los cristianos de Norteamérica a responder con gozo a la llamada de la nueva evangelización, mientras admiramos como en vuestra joven historia vuestras comunidades cristianas han dado frutos generosos de fe, caridad y misión. También conviene reconocer que muchas de las expresiones de la cultura de vuestra sociedad están lejos del Evangelio...


El mismo sentimiento de gratitud se dirige a las Iglesia de América Latina y el Caribe. Nos llama la atención en particular cómo se han desarrollado a través de los siglos en vuestro países formas de piedad popular ..., formas de servicio en la caridad y de diálogo con las culturas. Ahora, frente a los desafíos del presente, sobre todo la pobreza y la violencia, os exhortamos a vivir en un estado permanente de misión, anunciando el Evangelio con esperanza y alegría, formando comunidades de verdaderos discípulos misioneros de Jesucristo, mostrando vuestro testimonio como fuente de una sociedad justa y fraterna...


También a vosotros, cristianos de Asiasentimos la necesidad de dirigiros una palabra de fortalecimiento y exhortación. Vuestra presencia, a pesar de ser una pequeña minoría en el continente en el que viven casi dos tercios de la población mundial, es una semilla profunda, confiada a la fuerza del Espíritu, que crece en el diálogo con las diversas culturas, con las antiguas religiones y los pobres.


Una palabra de reconocimiento y de esperanza queremos dirigir los obispos a las Iglesias del continente europeo, hoy en parte marcado por una fuerte secularización, a veces agresiva, y todavía hoy herido por los largos decenios de gobiernos marcados por ideologías enemigas de Dios y del hombre. Reconocemos vuestro pasado y también vuestro presente, en el cual el Evangelio ha creado en Europa certezas y experiencias de fe concretas y decisivas para la evangelización del mundo entero, muchas veces rebosantes de santidad: riqueza del pensamiento teológico, variedad de expresiones carismáticas, formas variadas al servicio de la caridad con los pobres, profundad experiencias contemplativas, creación de una cultura humanística que ha contribuido a dar rostro a la dignidad de la persona y a la construcción del bien común. Las dificultades del presentes no os pueden dejar abatidos, queridos cristianos europeos: éstas os deben desafiar a un anuncio más gozoso y vivo de Cristo y de su Evangelio de vida.


Los obispos de la Asamblea sinodal saludan, finalmente, a los pueblos de Oceanía, que viven bajo la protección de la Cruz del Sur, y les damos gracias por el testimonio del Evangelio de Jesús...

 

14. La estrella de María ilumina el desierto


A punto de finalizar esta experiencia de comunión entre los obispos de todo el mundo y de colaboración con el ministerio del Sucesor de Pedro, sentimos resonar en nosotros el mandato de Jesús a sus discípulos: “Id y haced discípulos de todos los pueblo ... Sabed que yo estoy con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28, 19-20). La misión esta vez no se dirige a un territorio en concreto, sino que sale al encuentro de la llagas más oscuras del corazón de nuestros contemporáneos, para llevarlos al encuentro con Jesús, el Viviente que se hace presente en nuestras comunidades.


Esta presencia llena de gozo nuestros corazones. Agradecidos por el don recibido de él en estos días le dirigimos nuestro canto de alabanza: “Proclama mi alma la grandeza del Señor... Ha hecho obras grandes por mí” (Lc 1, 46.49)... La figura de María nos orienta en el camino. Este camino, como nos ha dicho Benedicto XVI, podrá parecer una ruta en el desierto; sabemos que tenemos que recorrerlo llevando con nosotros lo esencial: la cercanía de Jesús, la verdad de su Palabra, el pan eucarístico que nos alimenta, la fraternidad de la comunión eclesial y el impulso de la caridad. Es el agua del pozo la que hace florecer el desierto y como en la noche en el desierto las estrellas se hacen más brillantes, así en el cielo de nuestro camino resplandece con vigor la luz de María, estrella de la nueva evangelización a quien, confiados, nos encomendamos.+++

 

 


viernes, 26 de octubre de 2012

Algunas normas de comportamiento que sacerdotes y seminaristas deben tener en cuenta en el trato con las religiosas!

Por Luis Alva

Este es un tema que tiene que ver mucho con nuestra vocación. Muchos de los que ahora son sacerdotes, tienen en su itinerario vocacional la presencia de una religiosa, ya sea porque  los animó para ir al seminario, o como seminaristas les animó o apoyó. Por otra parte, son muchos los sacerdotes y seminaristas  que comparten día a día las tareas pastorales con religiosas, son varioss los seminaristas que tienen por amiga/madrina a una religiosa que reza por ellos.  Esto nos hace caer en cuenta que el trato con las religiosas es frecuente. Más todavía, los seminaristas que hemos estudiado o estudian con religiosas, el trato es más cercano y fluido. Sin embargo, la experiencia nos demuestra que el trato no siempre es el mismo y tampoco el adecuado. Por lo que urge que tanto sacerdotes como seminaristas sepan que las religiosas tienen un papel fundamental en la Iglesia, y que nuestras actitudes, gestos, mejor dicho, nuestro trato para con ellas debe de mucha delicadeza.  Te presento a continuación algunas normas de comportamiento que sacerdotes y seminaristas deben tener en cuenta para el trato con las religiosas.

Primeramente y sobre todas las cosas, podemos afirmar que las religiosas requieren un especial cuidado de parte del clero diocesano. Esta obligación dimana del mismo ministerio sacerdotal. No se hace en virtud de la colaboración que puedan prestar en las tareas, sino en virtud de su propio ser religioso. Las persona que han entregado su vida n este camino de consagración total a Dios y a su pueblo merecen ser estimadas; son un objeto especialísimo de la cura pastoral. Algunas normas de comportamiento para el trato con los religiosos y religiosas pueden ser  útiles:

Valoración de su vocación y de su carisma. El primer rasgo de buena educación consiste en la valoración, conocimiento y fomento de los carismas propios de la vida religiosa. Vivir en la ignorancia de estas realidades, que edifican a la Iglesia, es faltar a la propia misión sacerdotal. Cuando el sacerdote le corresponde una capellanía de religiosas o animar sus retiros o ejercicios espirituales, es especialmente importante que se esfuerce por conocer las constituciones y la espiritualidad específica de las instituciones con las cuales trabaja.

La colaboración pastoral. Con frecuencia los religiosos colaboran con los sacerdotes en las tareas pastorales. En esta colaboración deben ser tratados como lo que son. Es fundamental conocer el contrato en el que se ha fijado  los términos de su colaboración. Cultivar la referencia al superior de la comunidad religiosa, de modo que en los planes y calendarios siempre se cuente con él y se comuniquen las cosas oportunas. Promover positivamente la integración de los religiosos y los seglares en el apostolado, afrontando las resistencias que puedan surgir. Respetar, con mucha delicadeza, las costumbres, reuniones y requerimientos de la comunidad religiosa, de modo que no se enfrenten innecesariamente sus normas de vida de acción pastoral, valorar y desarrollar el aporte que lo religiosos pueden y deben hacer desde le radicalidad evangélica, para que todos en la comunidad comprendan el valor de la vida religiosa.

El trato con las religiosas. Es especialmente delicado con ellas. Conviene evitar comentarios sobre la situación de la comunidad religiosa, o hacer este tipo de comentarios con unas hermanas sobre otras. El sacerdote debe neutralizar las dificultades comunitarias, no ser caja de resonancia de este tipo de problemas. Escuchar lo que consulten al respecto, pero no manifestar con ligereza la propia opinión, y mucho menos tomar postura en sus dificultades a favor de unas o de otras. En este sentido, respetar que son sus superioras quienes tienen que tomar decisiones. Darles un trato cariñoso y respetuoso, evitando la excesiva familiaridad con algunas en particular. Estar muy consciente de que ellas deben encontrar el eje de sus relaciones en la vida comunitaria, y no fuera de ella. No propiciar situaciones en las que ellas puedan pasar peligros de cualquier clase o que les lleven a faltar habitualmente su reglamento. Remunerar justamente su trabajo, evitando a toda costa darles trato de subordinadas y de ninguna manera de sirvientas. En el caso de las religiosas contemplativas, guardar con mucho cuidado la clausura, aunque sea flexible. Hacerlas partícipes, desde su función orante, de los acontecimientos de la diócesis, del proceso de formación de los seminaristas, de los eventos vocacionales, etc., considerándolas una parte viva de la Iglesia.

Las vocaciones a la vida religiosa. Al sacerdote concierne, por su propia misión, el fomento de las vocaciones religiosas. A veces lo hará desde la acción pastoral, a veces desde la dirección espiritual p desde la confesión, también desde la animación comunitaria. Es importante conocer los carismas de los religiosos y religiosas que están presentes en la diócesis, de modo que sepa dar una orientación sobre lo que más conviene de cada candidato. Dedicar un especial cuidado a estas vocaciones. Si no hay razones importantes, aceptar siempre que un religioso candidato a la vida religiosa le solicite dirección espiritual y dedicar a ello el tiempo con gusto, en la comprensión de que este trabajo escondido y silencioso entra de lleno en su ministerio sacerdotal.

La comunidad religiosa. No es raro que los sacerdotes frecuenten las comunidades religiosas, sea porque hacen la función de capellanes o confesores, sea porque comparten con ellos el apostolado propio, o porque los religiosos colaboran con el sacerdote en su tarea pastoral. La norma básica de buena educación consiste en el respeto a la intimidad de la comunidad religiosa. Por supuesto, el respeto  a la clausura, que tiene sus reglas de funcionamiento. Si es invitado comer en una casa religiosa, participar con la comunidad. Pero jamás a invitarse a comer por su propia cuenta. Los religiosos suelen ser muy atentos con los sacerdotes, pero estas atenciones exigen el contrapeso de una persona responsable, que no abusa del trato que se le da. Que nunca se pueda decir del sacerdote que se aprovecha de la comunidad religiosa, sea en el sentido económico, o utilizando las plataformas pastorales de los religiosos. Si reside por un tiempo en una comunidad religiosa, sobre todo por motivos de apostolado, sujetarse a los horarios y reglas de la comunidad en su régimen ordinario de vida..

Cf. LAVANIEGOS, Emilio, Urbanidad Eclesiástica. El estilo sacerdotal que eliges. Servicio de Animación Sol, México, 2010.