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miércoles, 27 de marzo de 2013

Seminarista eres imagen viva de Jesús!


 México, 26 de abril de 2013

“Yo el Señor, te he llamado… para que abras los  ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan en las tinieblas”. Is. 42

Querido y admirado seminarista, tu eres ya, esa imagen viva de Jesús, desde el momento tan especial en donde escuchaste su llamado, y día a día, luchas contra todo por parecerte más a El, buscando ese sueño de abrir los ojos de los ciegos y liberar a los cautivos, sin darte cuenta que la gente te ve, en tu esfuerzo diario, y en tu actuar liberas a todos aquellos que viven en las tinieblas y nos muestras a Jesús entregado, incondicional, amoroso y siempre al servicio de los demás.

El Señor conoce lo que elige, y tu has elegido por El, lo has dejado todo por El, y lo has encontrado a El, máximo tesoro que el hombre puede tener en su vida, tu has decidido perder tu vida por El, por eso te eligió, y en El has encontrado ya una nueva vida.

Por eso mi más grande agradecimiento y respeto al que ha decidido darle el “SI” incondicional a Nuestro Señor Jesús, para el servicio de su pueblo que necesita ser liberado, por ti Seminarista.

Que Dios te guarde en su corazón y así en Jesús te proclame sacerdote, y que la virgen te envuelva en su manto y te lleve seguro cómo discípulo de Jesús.

Los admiro y rezo por ustedes!

 Martha Santillan


martes, 26 de marzo de 2013

¿Un Nuevo Directorio para la vida y ministerio de los presbíteros?

Por Luis Alva

Hace unos días la Congregación para el Clero publicó el Nuevo Directorio para la vida y ministerio de los presbíteros  o la Nueva edición del Directorio de 1994. El directorio es fruto de un largo y laborioso trabajo de dicha Congregación. En él se condensa la rica doctrina sobre el ministerio sacerdotal de Juan Pablo II, de Benedicto XVI, y de manera especial, la reflexión dedicada en el Año sacerdotal;   por otra parte, al trasladar la competencia sobre los Seminarios de la Congregación para la Educación Católica a este Dicasterio, Benedicto XVI ha querido dar una indicación clara sobre el vínculo indisoluble entre identidad sacerdotal y formación de los llamados al ministerio sagrado, y es en éste directorio donde se expone. Ciertamente que los destinatarios del Directorio son los sacerdotes, sin embargo, como lo dice en la introducción, que el Directorio representa una ayuda para los formadores y futuros sacerdotes. Pues, reflexionar sobre el sacerdocio equivale así a meditar sobre Aquel por el cual estamos dispuestos a dejarlo todo y seguirlo (Mc 10, 17-30). Por tal motivo el Directorio debe ser motivo de reflexión en los seminarios y, un texto de cabecera de los seminaristas. 

¿Existe otro Directorio para la vida y ministerio de los presbíteros?

Sí. Hace algunos años, tomando como referencia la rica experiencia de la Iglesia sobre el ministerio y la vida de los presbíteros, condensada en diversos documentos del Magisterio  y, en particular, en los contenidos de la Exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis, se realizó el Directorio para la vida y ministerio de los presbíteros. La publicación de ese documento respondía entonces a una exigencia fundamental: «la tarea pastoral prioritaria de la nueva evangelización, que atañe a todo el Pueblo de Dios y pide un nuevo ardor, nuevos métodos y una nueva expresión para el anuncio y el testimonio del Evangelio, exige sacerdotes radical e integralmente inmersos en el misterio de Cristo y capaces de realizar un nuevo estilo de vida pastoral»

¿Cuáles son los motivos para la realización de un Nuevo Directorio para la vida y ministerio de los presbíteros?

Principalmente que al reflexionar sobre la evangelización es inevitable reflexionar sobre el sacerdocio. La causa más grave que a ocasionado la generalizada secularización es la crisis del ministerio sacerdotal, crisis que por una parte se manifiesta en la sensible reducción de las vocaciones y, por otra, en la difusión de un espíritu de verdadera pérdida de sentido sobrenatural de la misión sacerdotal, formas de inautenticidad que no pocas veces, en las degeneraciones más extremas, han provocado situaciones de graves sufrimientos. Por este motivo, la reflexión sobre el futuro del sacerdocio coincide con el futuro de la evangelización y, por eso, de la Iglesia misma.

Después de 1994, el Magisterio del beato Juan Pablo II fue rico en contenidos sobre el sacerdocio; un tema que, a su vez, el Papa Benedicto XVI ha profundizado con sus numerosas enseñanzas. El Año Sacerdotal 2009-2010 fue un tiempo especialmente propicio para meditar sobre el ministerio sacerdotal y promover una auténtica renovación espiritual de los sacerdotes. Por último, al trasladar la competencia sobre los Seminarios de la Congregación para la Educación Católica a este Dicasterio, Benedicto XVI ha querido dar una indicación clara sobre el vínculo indisoluble entre identidad sacerdotal y formación de los llamados al ministerio sagrado. Por todas estas razones, es precisa una versión actualizada del Directorio, que recoge el rico Magisterio más reciente.

¿Cuál es el esquema didáctico que estructura al documento?

La nueva redacción en general respeta el esquema del documento original, que tuvo muy buena acogida en la Iglesia, especialmente de parte de los propios sacerdotes. El primer capítulo lo dedica a la Identidad del sacerdote, el segundo capítulo se refiere a la espiritualidad sacerdotal y en el tercer capítulo a la formación permanente.

¿El directorio tiene alcance universal, es decir, esta pensado en todos los sacerdotes del mundo?

Al delinear los diversos contenidos, se habían tenido presentes tanto las sugerencias de todo el Episcopado mundial, expresamente consultado, como el fruto de los trabajos de la Congregación plenaria, que tuvo lugar en el Vaticano en octubre de 1993, como, por último, las reflexiones de no pocos teólogos, canonistas y expertos en la materia, provenientes de distintas áreas geográficas e insertados en las actuales situaciones pastorales. Al actualizar el Directorio, se ha tratado de hacer hincapié en los aspectos más relevantes de las enseñanzas magisteriales sobre el ministerio sagrado desde 1994 hasta nuestros días, con referencias a documentos esenciales del beato Juan Pablo II y de Benedicto XVI.

Asimismo, se han mantenido las indicaciones prácticas útiles para emprender iniciativas, evitando sin embargo entrar en aquellos detalles que solamente las legítimas prácticas locales y las condiciones reales de cada Diócesis y Conferencia Episcopal podrán útilmente sugerir a la prudencia y al celo de los Pastores.

¿Qué es lo que realmente ofrece el documento?

Tal como ya se decía en la Introducción de la primera edición del Directorio, tampoco en esta versión actualizada se entiende ofrecer una exposición exhaustiva sobre el sacerdocio ordenado, ni limítase a una pura y simple repetición de lo que ya declaró auténticamente el Magisterio de la Iglesia; más bien, se entiende responder a los principales interrogantes, de orden doctrinal, disciplinario y pastoral, que plantean a los sacerdotes los desafíos de la nueva evangelización, con vistas a la cual el Papa Benedicto XVI ha querido instituir un Consejo pontificio propio.

¿Cuál es el contenido esencial del documento?

En el clima cultural actual, conviene recordar que la identidad del sacerdote, como hombre de Dios, no está superada ni podrá estarlo jamás, por eso la principal preocupación de este directorio en dedicar la primera parte a la identidad del sacerdote.

Se ha considerado oportuno recordar los elementos doctrinales que son el fundamento de la identidad, de la vida espiritual y de la formación permanente de los presbíteros, para ayudarles a profundizar el significado de ser sacerdote y a acrecer su relación exclusiva con Jesucristo Cabeza y Pastor. Toda la persona del presbítero se beneficiará de ello, tanto su existencia como sus acciones.

 Se da especial énfasis a la dimensión cristológica de la identidad del presbítero, al igual que a la comunión, la amistad y la fraternidad sacerdotales, considerados como bienes vitales por su incidencia en la existencia del sacerdote.

 Lo mismo se puede decir de la vida espiritual del presbítero, fundada en la Palabra y los Sacramentos, especialmente en la Eucaristía.
 Por último, se ofrecen algunos consejos para una adecuada formación permanente, entendida como ayuda para profundizar el significado de ser sacerdote y vivir así con alegría y responsabilidad la propia vocación.

¿A quienes va dirigido este Directorio?

 El texto va destinado principalmente, a través de los Obispos, a todos los presbíteros de la Iglesia latina, aunque muchos de sus contenidos puedan servir para los presbíteros de otros ritos. Las directrices contenidas en el documento conciernen, en particular, a los presbíteros del clero secular diocesano, aunque muchas de ellas, con las debidas adaptaciones, las deben tener en cuenta también los presbíteros miembros de Institutos de vida consagrada y de Sociedades de vida apostólica.

¿El directorio es también dedicado a formadores y seminaristas?

 La novedad es que el Directorio representa también una ayuda para los formadores de los Seminarios y los candidatos al ministerio ordenado.

El Seminario representa el momento y el lugar donde debe crecer y madurar el conocimiento del misterio de Cristo, y con este, la conciencia de que, si bien en el plano exterior la autenticidad de nuestro amor por Dios se mide por el amor que tenemos por los hermanos (1 Jn 4, 20-21), en el plano interior el amor a la Iglesia es verdadero sólo si es resultado de un vínculo intenso y exclusivo con Cristo.

Reflexionar sobre el sacerdocio equivale así a meditar sobre Aquel por el cual estamos dispuestos a dejarlo todo y seguirlo (Mc 10, 17-30). De ese modo, el proyecto formativo se identifica en su esencia con el conocimiento del Hijo de Dios, que a través de la misión profética, sacerdotal y regia lleva a todo hombre al Padre por medio del Espíritu: «Y Él ha constituido a unos apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del Cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud» (Ef 4, 11-13).





viernes, 22 de marzo de 2013

Si no hay esperanza para los pobres, no la habrá para nadie, ni para los llamados ricos! Bergoglio, un verdadero profeta de nuestro tiempo!

Por Luis Alva

Después de mirar este impresionante video quedo convencido que el cardenal Bergoglio es un verdadero profeta de nuestro tiempo, un hombre que en nombre de Dios anuncia la justicia y denuncia la injusticia a los pobres. Ciertamente, en éste video Bergoglio se dirige a los que trabajan en Cáritas, pero uno queda del mismo modo cuestionado por tal interpelación. Si entras en el servicio de Cáritas tus hábitos de vida tienen que cambiar y no te puedes permitir ciertos lujos. Cáritas te exige la pobreza espiritual. La Iglesia Latinoamericana esta llamada hacer un sacramento de amor, de caridad, de solidaridad y de justicia entre los pueblos. Trabajar en Cáritas es ser amigo de los pobres  y te vas a empobrecer en la modestia. Cuando uno entra en la dinámica de conversión interior, en el cambio de estilo de vida, del cambio interior, de cercanía e interioridad, cuando no te avergüenzas de a carne de tu hermano, entonces se amplia el horizonte y se te manifiesta el rostro de Jesús.
La contemplatividad de buscar el rostro de Jesús en los pobre, para eso hace falta mucha oración, se amplia el horizonte sobre todo suscitando esperanza. El que trabaja en Cáritas suscita esperanza, porque primero se acercó a Jesús. Porque si no hay esperanza para los pobres no la habrá para nadie, ni siquiera para los llamados ricos. Si no somos capaces de suscitar esperanza para los pobres tampoco la tendremos nosotros. Y vamos a vivir en el día, llenando nuestro día con pequeñas satisfacciones, vamos a ser cristianos de coyuntura, hoy  que no me falte nada, que me divierta, Señala Bergoglio.


miércoles, 20 de marzo de 2013

Magisterio sobre el Sacerdocio del Cardenal Begoglio, ahora Papa Francisco!


Por Luis Alva
No cabe duda que el cardenal Bergoglio, ahora el Santo Padre Francisco, ama a su sacerdocio sobre todas las cosas, y por ello no quiere dejar de  trasmitir a sus sacerdotes ese amor, esa  alegría  que consiste en servir a los pobres, al estilo del Maestro. Sus homilías son reflejos de ese amor a su sacerdocio, al cual concebía como un don para los demás, especialmente para los indefensos, para los más vulnerables, para los pobres.  
Al repasar las homilías durante la Misa Crismal del Cardenal Bergoglio creo que nos deja una semblanza resumida de su magisterio sobre el sacerdocio hoy y sus principales desafíos. En estas homilías encontramos plasmado su pensamiento y sentimiento sobre el sacerdocio, que serán líneas fundamentales para sus escritos sobre el sacerdocio ya como Santo Padre Francisco. A continuación te presento nueve homilías del Cardenal Gorge Bergoglio en la Misa Crismal, 2004-2012. BAJAR AQUÍ...


jueves, 14 de marzo de 2013

La inédita historia vocacional del Papa Francisco . Encontró su vocación en el confesionario!


Por Luis Alva

La historia vocación del santo padre Francisco  no es diferente a la de muchos sacerdotes y seminaristas.  El joven Bergoglio como todo joven de su época tenía ya un proyecto en su mente. Nos cuenta Sergio Rubin, que Jorge junto a su novia se dirigía a una fiesta y al pasar por su parroquia porteña de San José de Flores, sintió un gran deseo de confesarse y fueron las palabras del sacerdote (cuyo nombre nunca reveló) que lo sacudieron.

Fue en ese instante donde Jorge sintió un deseo por la vocación religiosa que llevaba ya dentro. Salió de allí muy emocionado de ser sacerdote de Cristo. Pero no se lo dijo a nadie. El único síntoma fue que al poco tiempo rompió con su novia. Fiel a su estilo reservado esperó unos años para anunciar su decisión a su familia. Su padre lo celebró. Su madre, en cambio, se enojó. Pero no se amilanó. Fue duro para él: ella no quiso ir a verlo durante los primeros años de seminario hasta que, finalmente, aceptó su decisión.

Una decisión que -quien podría imaginarlo- lo llevaría muchos años después a ser el primer papa argentino y latinoamericano para sorpresa de los argentinos y de los católicos de todo el mundo.

La demora en entrar al seminario pareció explicarse por su deseo de relacionarse con el mundo profano antes de abrazar la vida religiosa. Ya mientras cursaba la secundaria trabajaba por pedido de su padre. Pero acaso la experiencia más fuerte de su juventud -que le marcó el límite humano- fue una grave enfermedad que lo codeó con la muerte. Hubo varios días de incertidumbre porque los médicos no acertaban con el diagnóstico. Al fin, detectaron una infección pulmonar que requirieron un tratamiento con sondas que le provocaba dolores terribles.

Las palabras de circunstancias para confortarlo no lo convencían. Hasta que una monja que sorpresivamente lo consiguió lo logró con una frase simple y directa: “Con tu dolor, lo estás imitando a Jesús”. Desde entonces, Jorge Bergoglio vive con un sólo pulmón, lo que lo obliga a administrar sus esfuerzos, si bien nunca fue una severa restricción. 

Recuperado, ingresó finalmente al seminario. Optó por los jesuitas porque le atraía su perfil de gran formación y cierto vanguardismo. Ya ordenado, quería ser misionero. Y añoraba con ir a Japón, donde los jesuitas tienen una fuerte presencia. Pero no logró la autorización de su superior. Técnico químico y profesor de literatura, la docencia se reveló como otra de sus grandes vocaciones.

En su paso por el prestigioso colegio de la Inmaculada de Santa Fe, sus alumnos lo bautizaron “el profe Carucha”, severo, pero muy querible. El se esmeraba: llegó a llevar a la provincia para su clase nada menos que a Jorge Luis Borges.


Con apenas 37 años, se convirtió en superior de los jesuitas en la Argentina. Eran los tiempos en de la violencia política, la última parte de la guerrilla y el terrorismo y el comienzo de la represión de la dictadura más sanguinaria que conoció la Argentina. 

Bergoglio terminó recalando en Alemania, donde realizó una tesis sobre Romano Guardini, el gran teólogo  con una visión innovadora de la Iglesia. A su regreso a la Argentina -tras un paso por el colegio El Salvador, de Buenos Aires- fue destinado a la iglesia de los jesuitas en Córdoba, donde estuvo poco menos que recluido. Para muchos fue la continuación de un exilio forzoso. Pero pocos años después su vida religiosa daría un gran vuelco.

A comienzos de los '90 el entonces arzobispo de Buenos Aires, cardenal Antonio Quarracino, lo señaló para que sea uno de sus obispos auxiliares. Comienza así su meteórica carrera que lo llevó de ser un complet out sider de la Iglesia a ser elegido vicario general de la arquidiócesis y finalmente el sucesor de Quarracino tras su muerte.

Atraído por su inteligencia, espiritualidad y humildad, Quarraciono siempre contaba que en cada acto y oficio, cuando quería localizar a Bergoglio, debía buscarlo en las últimas filas, casi escondido. Ya como arzobispo, rechazó la coqueta residencia arzobispal de livos y el auto con chofer. Optó por vivir en la curia, frente a la plaza de Mayo, en una austera habitación. Y trasladarse en colectivo o subte.  

El primer aniversario del atentado a las Torres Gemelas fue clave para la proyección internacional de Bergoglio. Entonces, el argentino participaba como moderador suplente de un sínodo de obispos, en Roma. Como el titular, que era el arzobispo de Nueva York debió ausentarse a su ciudad para participar de la conmemoración, Bergoglio debió coordinar la asamblea, dejando una excelente impresión.

Su  prestigio ascendente terminó convirtiéndolo en el segundo más votado en el cónclave anterior, detrás de Ratzinger. Parecía que su tiempo había pasado tras la renuncia de Benedicto XVI. El ya tenía programado ir a fin de año, cuando se iba a efectivizarse su retiro, ir a vivir a la residencia porteña de los sacerdotes ancianos. Su Dios y los cardenales dispusieron otra cosa

Nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, estudió y se diplomó como técnico químico. En su camino se cruzó la vocación sacerdotal y decidió ingresar en el Seminario de Villa Devoto.

El 11 de marzo de 1958 pasó al noviciado de la Compañía de Jesús. Estudió humanidades en Chile y en 1960, de regreso a Buenos Aires, obtuvo la licenciatura en Filosofía en el Colegio Máximo San José, en la localidad de San Miguel.

De 1967 a 1970 cursó la licenciatura en Teología en el Colegio Máximo de San Miguel. Recibió los órdenes sagrados el 13 de diciembre de 1969. Tras ocupar varios cargos de autoridad en la orden jesuita, el 31 de julio de 1973 fue elegido provincial de la Argentina.

Entre 1980 y 1986 fue Rector del Colegio Máximo de San Miguel y de las Facultades de Filosofía y Teología de esa misma Casa.

En 1992 el Papa Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Buenos Aires. Recibió la ordenación episcopal el 27 de junio de ese año y en 1997 fue promovido como coadjutor de la misma arquidiócesis.

El 28 de febrero de 1998 se convirtió en el primer jesuita en ser primado de la Argentina, tras suceder al cardenal Antonio Quarracino.

Nombrado cardenal presbítero el 21 de febrero de 2001, recibió la birreta roja y el título de San Roberto Belarmino.

Asistió como relator general adjunto a la X Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos, que tuvo lugar en Ciudad del Vaticano del 30 de setiembre al 27 de octubre de 2001.

Asistió también a la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos del 2 al 23 de octubre de 2005.

Es también miembro del consejo post-sinodal de la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. El 9 de noviembre de 2005 fue elegido Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina para el trienio 2005-2008.

En la Santa Sede, forma parte de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos, la Congregación para el Clero, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

Asimismo, integra el Pontificio Consejo para la Familia, la Comisión para América Latina (CAL) y el Consejo Ordinario de la Secretaría General para el Sínodo de los Obispos.

Según las diversas versiones que han reconstruido el Cónclave de los días 18 y 19 de abril de 2005, Bergoglio fue el depositario de un grupo de votos que originalmente captó el arzobispo de Milán, Carlo María Martini.

El arzobispo de Buenos Aires habría obtenido hasta 40 votos, pero fue tan fuerte la emoción que pidió abiertamente a los otros cardenales que no le eligiesen.

El cardenal Bergoglio ya era uno de los favoritos para ser Papa, y es cuando el 13 de marzo del 2013 lo es elegido, y así se convierte en el primer Papa Latino Americano, el primer Papa Jesuita, y el primero en llamarse Francisco. Copyright Clarín


martes, 12 de marzo de 2013

Salas de TV y salas de estar vacías en los seminarios! La repercusión del internet en la vida comunitaria

Por Luis Alva


Hablar sobre la repercusión de las nuevas tecnologías especialmente del internet  en la vivencia comunitaria es referirse a una situación  urgente en los seminarios. Su impacto en la vida comunitaria es algo obvio y evidente, que a nadie se le oculta. Y esto lo demuestra salas de estar y salas de televisión vacías en los seminarios, las tertulias de dos en dos finalizaron por completo, los juegos de mesa y la lectura en tiempos libres casi que han desparecidos, etc. Uno de los tiempos fundamentales en la vida de seminario es el dedicado a la “convivencia comunitaria”.

Sin embargo,  presiento que se esta dando prioridad a los “amigos” y “eventos”  virtuales que a los amigos y eventos propios del seminario. Es común que después de la cena exista un momento de convivencia en los seminarios, como asistir a la sal de televisión para  ver las noticias, o asistir a la sala de juegos o de lectura del periódico o revistas, etc., a la que gran parte de los seminaristas asisten. Pero existe otra parte que después de la cena inmediatamente se dirigen a sus habitaciones a asistir el internet, otros a la sala de computación común, por poner un ejemplo.

Esto es también un tema recurrente en las familias. En diciembre del año pasado fui de vacaciones a mi casa en Perú,  y la gran sorpresa es que después del almuerzo y la cena, mis hermanos y sobrinos desaparecían, pues cada quien tiene su televisor y su computador en su habitación.  Y es allí donde una añora aquella televisión grande y pesada,  de blanco y negro donde todos los hermanos concentrábamos nuestra mirada y atención, donde los mas pequeños quedaban dormidos, y los más grandes discutiendo por el volumen y el canal, etc., que tiempos!

Hay muchas personas que señalan la gran posibilidad que las nuevas tecnologías en especial el internet brinda a la convivencia comunitaria y a la vida fraterna, refiriéndose a un sentido más amplio de comunidad. Por ejemplo, algunos seminaristas diocesanos y seminaristas religiosos se mantienen en contacto a diario con otros seminaristas y religiosos en otros países y ciudades remotas. Por otro lado, las nuevas tecnologías permiten la comunicación en el interior del propio seminario. Sin salir de la habitación se pueden hacer consultas al vecino, comunicar informaciones, preguntar y responder cuestiones, dejar avisos y recordatorios… y hasta pedir perdón virtualmente.  Esto que parece novedoso, provechoso y útil esta matando a la comunicación personal –presencial, al tocar la puerta al seminarista vecino, a dar la cara, al mirarle los ojos cuando hay que pedir perdón, etc. Es cierto no está mal pedir perdón virtualmente, existe cámaras poderosas para mostrarse al otro, pero hay perdones que exigen dar la cara.

Por otra parte, E-mail, Messenger, Skype, Facebook, Twitter, etc.. nos pueden llevar fácilmente al círculo de amigos y conocidos más allá de la propia comunidad. Nos permite mantener contacto directo con la familia, con los amigos, con los compañeros de trabajo. Y nos permiten también resolver algunos asuntos sin necesidad de desplazarnos a otro lugar, ahorrándonos un tiempo para otros compromisos.

Sin embargo, puede darse el caso que esta comunicación virtual sea una forma de eludir la comunicación personal en el interior del propio seminario. Es de todos conocido el siguiente fenómeno: es más fácil convivir a distancia con las personas que no viven con nosotros, que convivir con los miembros de la propia comunidad. “Es muy amable con los de fuera, y muy poco amable con los de dentro”, se escucha decir en forma de comentario. La comunicación virtual en exceso, podría conducir  al seminarista a una especie de soledad deshabitada, y terminar en un mortal individualismo. La victima de esto no sólo es la comunidad que se debilita; la primera víctima es el propio seminarista que se ve progresivamente arrojado en una triste soledad.







miércoles, 6 de marzo de 2013

El seminarista Tom Cruice expulsado del seminario por robar varias botellas de licor!

Fuente: ABC ReligionenLibertad


Ahora es un apasionado cienciólogo, pero en su día fue un devoto católico. Tom Cruise incluso empezó a recibir en un seminario la instrucción necesaria para ser ordenado sacerdote de la Iglesia católica, pero fue expulsado por robar varias botellas de licor del centro. 


Según cuenta Daily News, a los 14 años, Tommy Mapother -que es como se daba a conocer por aquel entonces el actor- lo tenía claro: quería ser cura.



La madre de Tom había abandonado a su padre, un electricista maltratador, y se había llevado al introvertido chaval y a sus hermanas de Canadá a los Estados Unidos. 



Allí, el padre Ric Schneider, un afable religioso franciscano que estaba reclutando jóvenes para el Seminario San Francisco de Cincinnati, Ohio, convenció al actor para que fuese un candidato a sacerdote más. «Creo que lo que Tom quería era recibir una buena educación, y sus padres estaban pasando por un divorcio», afirma Schneider.





Sus profesores lo recuerdan como un alumno poco comunicativo y mediocre en sus estudios. Cruise sólo salía de su caparazón cuando practicaba deporte con sus compañeros o cuando actuaba en una obra teatral. 



Shane Dempler, el compañero más cercano al actor en el seminario, asegura que el actor estaba muy seguro de su intención de ser sacerdote. 



«Tenía una fuerte fe católica», dice a Daily News. «Íbamos a misa y pasábamos el tiempo en la capilla, escuchando las historias de los curas. Creíamos que vivían bien, y por eso estábamos muy interesados en ordenarnos. Pero lo cierto es que éramos demasiado jóvenes para tomar esa decisión», cree Dempler.



En cualquier caso, Shane y Tom fueron expulsados del seminario por robar varias de las botellas de licor de los padres franciscanos (y emborracharse con ellas). Confesaron, y los pusieron de patitas en la calle. Después vinieron para Cruise Hollywood y la Cienciología.


martes, 5 de marzo de 2013

Vocaciones sacerdotales para el siglo XXI. Conferencia Episcopal Española


Fuente: SIC
La Conferencia Episcopal Española (CEE) presenta el Documento “Vocaciones sacerdotales para el siglo XXI. Hacia una renovada pastoral de las vocaciones al sacerdocio ministerial. El texto fue aprobado por la XCIX Asamblea Plenaria, celebrada del 23 al 27 de abril de 2012, y se presenta ahora, en el contexto del Día del Seminario, que se celebra en las diócesis españolas en torno al 19 de marzo y que este año lleva por lema “Sé de quién me he fiado”.
El Documento arranca con algunos interrogantes que Benedicto XVI lanzó a los jóvenes durante la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011: “¿Qué quiere Dios de mí? ¿Cuál es su designio sobre mi vida? ¿Me llama Cristo a seguirlo más de cerca?” Con este trasfondo y en continuidad con el impulso renovador que supuso el Año Sacerdotal, la misma JMJ o el Doctorado de San Juan de Ávila, los obispos españoles ofrecen este texto con la finalidad de “propiciar la oración por las vocaciones, reflexionar sobre el trabajo de promoción vocacional, compartir tanto las dificultades como las esperanzas de quienes trabajan en el ámbito de la pastoral vocacional, y, finalmente, ofrecer algunas propuestas pastorales”. Les mueve a ello la preocupación causada por “el descenso progresivo de las vocaciones sacerdotales que tiene lugar en Occidente en las últimas décadas” y ante el que es preciso abordar algunas preguntas clave que están en el ambiente, de cara a descubrir “las causas de la confusión o desorientación que pueden afectar a un joven de hoy” y al mismo tiempo plantearse cómo despertar en él “esas energías de donación que posee en sí mismo y la capacidad de seguir con totalidad y certeza a Jesús”.
El texto está dividido en tres grandes capítulos: el encuentro con Cristo, la llamada al sacerdocio y, en un solo apartado, lugares de llamada y propuestas de acción pastoral. Los obispos concluyen con una explícita llamada a la esperanza.
El encuentro con Cristo
El primer capítulo parte del reconocimiento de un contexto sociocultural muy complejo, que incluye un proceso de secularización aparentemente imparable y fuertes corrientes de pensamiento laicista que pretenden excluir a Dios de la vida de las personas y los pueblos. Vivimos inmersos en una crisis cultural que afecta particularmente a la institución familiar. La despreocupación por el bien común da paso a menudo a la realización inmediata de los deseos y en este contexto “la capacidad de corresponder a la llamada de Dios queda en cierta medida debilitada”.
Pero no todo es negativo. Los obispos destacan también numerosos aspectos positivos de la sociedad en general y del mundo juvenil en particular, como por ejemplo, el hecho de que la juventud sea la etapa de la vida en la que se devela a la persona con toda la riqueza y plenitud de sus potencialidades, impulsando la búsqueda de metas más altas que den sentido a la misma; el que se dé un mayor respeto a la persona humana y a su dignidad, y en líneas generales también una mayor sensibilidad por la promoción de los derechos humanos, aunque con dolorosas excepciones en temas fundamentales que afectan a la vida y a la familia; se destaca también el deseo de libertad personal propio de la edad juvenil y el sentido innato de la verdad que los jóvenes tienen; el valor que dan al testimonio y a la coherencia de vida; y la experiencia de voluntariado, tan extendida hoy entre el mundo juvenil.
Con las sombras y las luces dibujadas, el Documento aborda a continuación el hecho de que todos estemos llamados al encuentro con Cristo. La vida cristiana comienza después de un encuentro personal con Él. Como resume Benedicto XVI en Deus caritas est “no se empieza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.
Por todo ello, los obispos subrayan que se ha de propiciar ese encuentro, conociendo bien la realidad personal del joven y la situación en que se encuentra en relación a la fe y a la religión. “Actualmente nos encontramos con una gran diversidad de personas y de situaciones que exige a su vez una gran variedad de itinerarios y de pedagogía. Sólo así podremos ofrecer una propuesta personalizada y con sentido”. Y concluyen este apartado alentando la esperanza en los jóvenes, en “una época marcada entre otras cosas por una manifiesta crisis de esperanza debido a las dificultades acuciantes del momento presente”. La vida cristiana es un camino, una peregrinación y también una escuela de aprendizaje y de ejercitación de la esperanza. “Por tanto, para reavivar la esperanza de los jóvenes, es preciso que la pastoral juvenil y vocacional se dirija a todos ellos, a los más próximos y a los que están más alejados, y se oriente a devolverles el entusiasmo por encontrar el verdadero sentido de su vida”, afrontando el reto de educarles en la fe, ante la situación de emergencia educativa que estamos viviendo, “sin miedo de confrontar la fe con los avances del conocimiento humano”, al contrario, es preciso “promover una pastoral de la inteligencia, de la cultura, de la persona, que responda a todos los interrogantes”.
La llamada al sacerdocio
El segundo capítulo está dedicado a la llamada al sacerdocio. “Todo comienza con una iniciativa y una llamada de Cristo a la puerta del corazón del hombre”.
La llamada de Dios es personal, pero los obispos nos recuerdan la dimensión eclesial y comunitaria que tiene toda vocación. “Las comunidades diocesanas y parroquiales están llamadas a reforzar el compromiso a favor de las vocaciones al sacerdocio ministerial. Sólo las comunidades cristianas vivas saben acoger con prontitud las vocaciones y después acompañarlas en su desarrollo”.
Cuando en el texto se explica con detalle la vocación sacerdotal se incide en que “la llamada es doble: la comunión con Él y la participación en su misión (…) No somos repetidores de una doctrina aprendida, sino comunicadores de su palabra, de los misterios del Reino, de Cristo mismo. Los envía para que den testimonio ante los hombres de lo que han visto y oído, de lo que han experimentado. Los envía a llevar la salvación a los confines de la tierra”.
El apartado concluye exponiendo cómo “la gracia de la llamada y la libertad en la respuesta no se oponen”, deteniéndose en el discernimiento vocacional y en el camino de las mediaciones, con especial atención a la familia cristiana, un “primer Seminario”. A pesar de las dificultades por las que atraviesa en la actualidad la institución familiar, los obispos alientan a las familias, “la Iglesia sigue confiando en su capacidad educativa y de transmitir aquellos valores que capacitan al sujeto para plantear su existencia desde la relación con Dios. El futuro de las vocaciones se forja, en primer lugar, en la familia. Para ello es imprescindible que la familia cristiana esté abierta a la vida, cumpliendo generosamente el servicio a la vida que le corresponde y aplicándose con dedicación y esmero en la tarea de educar a los hijos en la fe”.
Lugares de llamada y propuestas para la acción pastoral
Por último, en el tercer capítulo, se presentan algunos lugares y ambientes propicios para la llamada, como por ejemplo, la parroquia y las comunidades cristianas, la familia, las instituciones de educación y ámbitos formativos y los eventos diocesanos, nacionales e internacionales.
Se indican también algunas propuestas pastorales centradas en la oración, como “principal actividad de la pastoral vocacional de la Iglesia”, la Palabra de Dios, la participación activa en la vida sacramental, la catequesis, el planteamiento de la vida como vocación, el trabajo vocacional con los monaguillos y, entre otros, la importancia de los planes y de los centros de pastoral vocacional.
Se termina subrayando la fuerza y la importancia del testimonio sacerdotal: “los jóvenes necesitan un ideal de altura que comprometa toda su existencia. No hay que tener miedo a los planteamientos de exigencia en la vida espiritual, en la formación y en el compromiso”, y en esta misma línea, se apunta la “importancia de presentar el testimonio histórico de los santos como estímulo para identificarse con los valores que no coinciden con los héroes ni los triunfadores de la cultura dominante”. Para llevar a cabo una renovada pastoral de las vocaciones es fundamental que “los sacerdotes vivan con radicalidad su ministerio”: sacerdotes enamorados de Jesucristo, fieles a su misión, que se entreguen en totalidad, verdaderos hombres de comunión, llenos de celo por la evangelización del mundo, que vivan como apóstoles de Cristo y servidores de los hombres, que experimenten la grandeza y la belleza del ministerio sacerdotal, hombres, al fin, de alegría y de esperanza.
Una llamada final a la esperanza
El Documento concluye con una llamada explícita a la esperanza. “Nos hallamos en un tiempo apasionante para vivir el sacerdocio y para trabajar en la promoción de las vocaciones sacerdotales. Para ello es necesario mantener clara y manifiesta la identidad sacerdotal y ofrecer a nuestros contemporáneos el testimonio de que somos hombres de Dios”.
Más allá de las apariencias y de las dificultades, “tenemos una certeza clara: la iniciativa es de Dios, que continúa llamando, y la Iglesia tiene capacidad de suscitar, acompañar y ayudar a discernir en la respuesta”. Para ello hay que “salir al encuentro de los niños y de los jóvenes, responder a sus expectativas, a sus problemas e inseguridades, dialogar con ellos proponiéndoles un ideal de altura que comprometa toda la existencia, una elección que comprometa toda su vida. Nuestra tarea consistirá en sembrar, en anunciar el evangelio de la vocación. Una siembra oportuna y confiada (…) Es la hora de la fe, la hora de la confianza en el Señor que nos envía mar adentro a seguir echando las redes en la tarea ineludible de la pastoral vocacional”.
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lunes, 4 de marzo de 2013

España siempre fiel! Crecen los misioneros y aumentan las vocaciones!


Por Luis Alva

Se dice que España, al igual que toda Europa, atraviesa por una crisis que, en su fondo y en sus causas últimas, es una crisis de fe. Sin embargo, en palabras del cardenal Rouco Varela «España se mantiene fiel a Cristo hasta el final de los tiempos». La evangelizadora algún día tiene que ser evangelizada, se escucha decir, para referirse a la Iglesia Europea, concretamente a España. Sin embargo la “evangelizadora” no ha dejado de evangelizar. La Iglesia en Española sigue siendo una Iglesia misionera, de la cual tenemos mucho que aprender. En el ya lejano año 1997 eran 25.000 mil misioneros españoles dispersos por el orbe, según la agencia Alfa y omega. En el año 1999 eran 16.781 misioneros españoles por todo el mundo, siendo la diócesis de Pamplona-Tuleda con mayor cantidad de misioneros el mundo, con un total de 1.712 misioneros. En octubre del 2012 según la Agencia Análisis digital, eran 14.000 mil misioneros españoles que dan su vida anunciando el Evangelio en el mundo, de ellos 669 en Perú, 26 en China y 17 en Indonesia, por sólo mencionar  los lugares más cercanos y lejanos.

Actualmente, el 70,8 por ciento de los misioneros españoles, se encuentran en América. La mayoría son religiosas (47,8 por ciento) y sacerdotes (41,3 por ciento), aunque también hay hermanos religiosos (7,5 por ciento) y laicos (3,4 por ciento). Y un número considerable en África, China e Indonesia.

Una de las mayores muestras de colaboración entre las iglesias es la OCSHA (Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana), institución integrada en la Conferencia Episcopal Española que envía presbíteros españoles a las iglesias locales de América Latina más necesitadas. Estos marchan a la misión sin dejar de pertenecer a sus diócesis de origen. Desde su fundación en 1949, ha enviado 2500 sacerdotes diocesanos españoles. Actualmente hay 329 presbíteros de la OCSHA trabajando en más de 20 países, y recibieron en 2012 una ayuda de 88.061,41 euros de las diócesis españolas.

Por otro lado, las diócesis españolas han visto aumentar el número de seminaristas en este curso 2012-2013, pasando de 1.278 a 1.307. Este incremento se une al del año pasado, en que se pasó de 1.227 a 1.278. El incremento en este curso de 29 seminaristas, en términos absolutos, supone un porcentaje del 2,3%. También en este curso ha aumentado en un 6,5% el número de nuevos ingresos en los seminarios mayores y se han ordenado 133 seminaristas, lo que supone 11 más que en el año anterior (un incremento del 9%).
Son cifras esperanzadoras para una España que lucha por ser fiel al Evangelio: de “ir por todo el mundo y proclamar el Evangelio”.

Fuente:
Agencia: Servicio de Información Católica.es
Religión en Libertad.com
Alfa y Omega.org
ABC.es


viernes, 1 de marzo de 2013

¿Hoy me toca corbata o cleriman? El sacerdote y el cleriman!

Por Luis Alva

No sé si a algunos de ustedes le ha pasado que, hay días que uno lidia con la vestimenta, que si luego hace calor, que si hace frío, que si  el pantalón no pega con la camisa, que si manga larga o manga corta, que si de negro o de blanco;  o lo más común en los curas, ¿hoy me visto de cleriman o de "normal"? Muchos dan respuesta inmediata a esta situación señalando que "según el tipo de reunión o según el lugar donde se asiste", aplican la común frase: es cuestión de ubicarse. No es lo mismo ir de paseo al campo que ir a una reunión de autoridades civiles, lo mismo sirve para la vestimenta. Pues se es sacerdote con ella o sin ella. 
Ciertamente, existen curas irreconocibles que parecen empresarios y, uno que otros, modelos de televisión, en sentido positivo. Otros, fácil de confundirlos con el sacristán o el señor de la casa. Hay otros tipos de curas, me refiero a los que llevan la sotana y los que visten de negro y cuello romano las 24 horas, exagerando un poco. Te dejo un artículo del padre Jorge Loring sobre el sacerdote y el cleriman, que me pareció digno de ser leído y meditado.

La normatividad respecto a la vestimenta del sacerdote es clara,  así lo contempla el CIC. c. 284: Los clérigos han de vestir un traje eclesiástico digno, según las normas dadas por la Conferencia Episcopal y las costumbres legítimas del lugar.

Pero, con independencia de lo que hoy dicta "la ley y la costumbre", en este breve artículo me propongo compartir ejemplos gráficos muy sencillos para aceptar con alegría la bondad del distintivo sacerdotal, y los beneficios que de ello se derivan para el pueblo de Dios. 


1: El sacerdocio pertenece al orden del "ser" y no del "hacer". El sacerdote ES sacerdote siempre, no "hace" como tal como si fuera una función. El sacerdocio es esencial, imprime carácter sacramental eterno. No es algo que se quita y se pone. El sacerdote lo es todo el día, haga lo que haga, y toda la vida, sea en trabajo pastoral o en descanso, despierto o dormido. Es sacerdote para la eternidad. El cleriman aparece como un signo de identidad tanto para el mismo cura como para todo el pueblo de Dios. Entonces, si yo soy sacerdote, ¿porqué ocultar mi identidad?

Ejemplo: Preguntemos a un laico que porqué no se viste de cura. Responderá que no lo hace porque NO es cura. Pues el cura que NO se viste de laico no lo hace porque NO es laico.

2: El sacerdocio lleva implícita una marca de fidelidad. El celibato es un Don de Dios que convierte el corazón del sacerdote en un lugar abierto a todos porque en su centro no hay nadie en exclusiva. Todos caben en el corazón del cura, y ello por la fidelidad prometida en la ordenación. Entonces, si soy sacerdote, ¿porqué ocultar mi fidelidad?


Ejemplo: Preguntemos a un laico casado que porqué no se quita el anillo de boda. Responderá que no lo hace porque es fiel. Pues el cura que no se quita el cleriman lo hace porque en ello redunda su deseo de ser fiel.


3: El sacerdocio contiene la alegría de recibir una vocación sin mérito alguno de su parte. Dios en su misteriosa providencia regala esa vocación a algunos hombres. Y el cleriman es un signo externo de esa felicidad recibida. Entonces, si soy sacerdote ¿porqué ocultar mi alegría?


Ejemplo: Preguntemos a un laico casado si oculta su condición delante de los demás. Responderá que no lo hace porque quiere a su esposa y está feliz con ella. 

Pues el cura no se quita el cleriman porque desea compartir con todo el mundo su mayor alegría.

4: El sacerdocio incorpora la tribulación propia de no ser comprendido por todos, como tampoco lo fue Cristo que acabó muerto en la cruz. El cleriman aparece ahora como signo externo de valentía y respeto frente a un ambiente secularista donde lo religioso es a veces ridiculizado o abiertamente atacado. Entonces, si soy sacerdote, ¿ocultaré mi identidad para estar más "cómodo" en esta realidad que me toca vivir?


Ejemplo: Preguntemos a un laico casado si prefiere estar a bien con los demás o a ser fiel con quien se casó para lo bueno y lo malo. Responderá que el amor a su esposa está por encima del "qué dirán". Pues el cura no se quita el cleriman porque ese signo "moleste" a otros, sino que lo mantendrá para ser fiel en las buenas y las malas como es propio del compromiso verdadero.

Con estos cuatro ejemplos, ajenos a la argumentación basada en la ley canónica y la costumbre reciente, se puede concluir expresando que, si bien lo que más importa de un sacerdote es un entrega a Dios, su amor fraterno, su apostolado y su corazón misericordioso de pastor, el cleriman aparece como el signo que ayuda a esa vida espiritual y pastoral, y la hace más coherente con el Don recibido de la vocación. 
Publicado por ReligionenLibertad