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martes, 29 de mayo de 2012

Segunda etapa: Implantación y expansión

Autor: José Luis Moreno
Fuente: DPV

a. Implantación y expansión por todas las diócesis

la situación de los seminarios y de las vocaciones tras la guerra era alarmante. A la fuerte disminución de seminaristas durante los años de la república, se añadió la baja de más de cuatro mil miembros del clero secular y seminaristas que fueron martirizados tras la guerra. Con relación a los edificios, muchos de los seminarios de la zona roja habían sido destruidos o desvalijados; en la zona nacional también habían sufrido deterioro, pues se utilizaron como hospitales o para alberge de tropas. En esta situación las campañas a favor del seminario tenían dos objetivos: suscitar nuevas vocaciones y recabar ayuda económica para la reconstrucción de los seminarios y para el mantenimiento de los seminaristas, sobre todo en los años primeros de la posguerra, que fueron de penuria económica pero de fuerte incremento de las vocaciones.

b. El seminario de Vitoria

la primera diócesis que después de la guerra empezó a organizar de manera sistemática y con fuerte impulso el día del seminario fue Vitoria, que entonces abarcaba también las actuales Bilbao y San Sebastián. Se comenzó a celebrar el día de la Inmaculada, fecha en la que siguen celebrándolo hasta ahora las tres diócesis vascas. Desde el principio se planteó la campaña con el fin de concienciar a todos los cristianos a favor del seminario. Un punto fuerte y original era la semana de oración y sacrificios, previa a la fiesta, dirigida de modo especial a las comunidades religiosas, a los enfermos y a los niños, con el resultado del “tesoro espiritual” de oraciones y sacrificios a favor del seminario. Asimismo se estableció el “día del maestro y el seminario”, que ambientaba la campaña, distribuyendo en las escuelas carteles, estampas y demás materiales. A todo esto se añadía la propaganda en la prensa y en la radio, con premios a los mejores artículos sobre el tema, anuncios en los cines y carteles murales por las calles. Otra originalidad de Vitoria fue promover desde 1938 la recogida de ayuda en especie, que se hacia en la época de la recolección en los pueblos. Esta idea se extendió pronto a otras diócesis. Pero el resultado más llamativo no fue el económico, con serlo, sino la floración de vocaciones, que convirtió a Vitoria en la primera diócesis del mundo en número de seminaristas por habitante. Pero Vitoria no es un caso excepcional. En la mayoría de las diócesis se emprendió tras la guerra una fuerte campaña vocacional y de ayuda al seminario, de modo que en la década de los cuarenta se establece prácticamente en todas las diócesis el “Día el Seminario” y su campaña.

c. La campaña nacional de la Acción católica (1940-1941)

al crear ambiente propicio contribuyó de una manera decisiva la campaña nacional “Pro Seminario”, organizada por la Acción católica el curso 1940-1941. La idea había surgido del cardenal primado Gomá, como prolongación dela semana “Pro Seminario” celebrada en Toledo. Se planeó dicha campaña con dos ideas polares: la dignidad y la necesidad del sacerdote. En la campaña se implicaron las distintas ramas de la AC. La de mujeres asumió la propaganda en las familias, organizando en las diócesis semanas sobre “la familia y las vocaciones sacerdotales”. La rama de los jóvenes se preocupó de los niños y organizó actos y semanas sobre “jueves sacerdotales”. La rama de los hombres organizó en torno a Pentecostés unas “semanas del sacerdote” para dar a conocer su influjo positivo en la sociedad. La campaña en sí resultó un éxito por el entusiasmo con que la asumieron los miembros de la AC y por la acogida de los obispos. Pronto de notó el aumento considerable de seminaristas, muchos de ellos provenientes de la AC. Pero no hay que atribuir la causa sólo a esta campaña, sino a todo el contexto de renovación de la posguerra.

d. Expansión, objetivos, actividades y materiales

el ambiente general creado por esta campaña propició que en las diócesis se reforzaran y ampliaran las iniciativas a favor el seminario y la creación de la obra del fomento de vocaciones. En la década de los cuarenta en todas las diócesis se celebra ya la campaña del “Día del Seminario”. Por lo que hace a los objetos de la campaña, se mantuvieron dos: suscitar vocaciones y recabar ayuda económica, aunque con distinta fuerza y matices, según los años. En la inmediata posguerra se insistía mucho en la necesidad de vocaciones con un doble argumento: el práctico e completar las filas de los sacerdotes que habían sido martirizados y de los seminaristas que habían abandonado con ocasión de la guerra; y el más teológico, de la función transcendental del sacerdote para la Iglesia y para la regeneración de la sociedad. Debido a múltiples factores, que noes preciso analizar ahora, de hecho, el aumento de vocaciones fue tan espectacular que se pasó de los 1.488 seminaristas mayores del año 1941 a los 8.930 de 1959, y España se convirtió en el segundo país, después de Irlanda, en número relativo de seminaristas. La apoteosis fue aquella ordenación de 820 sacerdotes en el Congreso Eucarístico internacional de Barcelona el año 1952.

Sobre la ayuda económica en los primeros años se insistió mucho en la urgencia de apoyo mediante la creación de becas para seminaristas pobres, donativos y colectas en metálico y en especie para poder alimentar a tantos seminaristas en unos años difíciles. A la vez, en muchas diócesis era apremiante la rehabilitación de los seminarios, que habían sido despojados o destruidos en la guerra o la construcción de otros nuevos que pudieran acoger al número creciente de seminaristas y que estuvieran en mejores condiciones que aquellos viejos caserones heredados del pasado, entre 1940 y 1960 tres cuartas partes de las diócesis construyeron seminarios nuevos (mayores, menores o de verano), normalmente de gran capacidad.

En esta etapa se consolidan las actividades del “Día del Seminario” iniciadas en la anterior y se introducen algunas novedades. Suelen abarcar los siguientes aspectos: campaña pedagógica en el ámbito escolar; campaña espiritual con petición de oración de oración y sacrificios; propaganda y difusión al gran público mediante carteles, pasquines, octavillas, estampas y la utilización de medios de comunicación; predicación; y cuestación en el día (cf. Sans Vila, 80-84). En cuanto a los materiales, algunas diócesis lo publican ellas y otras se sirven de los editados por los operarios y de 1965 a 1961, por PPC.


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