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sábado, 12 de mayo de 2012

Antecedentes de la JMOV

Autor: Vito Magno
Fuente: Diccionario de Pastoral Vocacional

A la institución de la JMOV se llega tras una serie de documentos, orgánicos, obras, actividades y diversas iniciativas vocacionales: local, diocesano, regional, nacional y, finalmente, universal. Es un camino progresivo por su extensión e intensidad.

Sabemos que el beato Aníbal M. di Francia fue el primero que dio la invitación de Cristo “Orad, pues, al dueños de la mies que envíe obreros a sus mies” (Mt 9,38; Lc 10,2) tanta importancia que lo convirtió en el carisma de su instituto religioso, el de los Rogacionistas.

De todos modos, jornadas de oración por las vocaciones a nivel local y diocesano las hubo en el siglo XX en Francia, España e Italia. Pio X en la encíclica Haerent animo (4.8.1908), Pio XI en la carta apostólica Officiorum omnium (1.8.1922), en la carta Gratissimum nobis (20.2.1927), en un mensaje al cardenal vicario de Roma Basilio Pompili (8.6.1927) y en la encíclica Catholici sacerdotii(20.12.1935) insiste en la necesidad de orar por las vocaciones.

Al instituir Pio XII con el motu proprio Cum nobis (4.11.1941) la Obra pontificia para las vocaciones sacerdotales, le encomendaba que se encargara de promover la oración por las vocaciones. En la encíclica Menti nostrae (23.9.1950)se vuelve a insistir en el tema. Y se trata una vez más en la encíclica Sacerdotti nostri primordia (1.8.1959) de Juan XXIII, que instituye en 1961 para Italia el “Día nacional para las vocaciones eclesiásticas”.

En vísperas del Concilio Vaticano II, hablando a los participantes del Congreso internacional de vocaciones (26.5.1961), Juan XXIII insiste de modo especial en la necesidad de orar por las vocaciones. Pablo VI, en la carta apostólica Summi Dei Verbum (4.11.1963) afirma que el primer deber de todos los cristianos, para con las vocaciones sacerdotales, es el de la oración, según el proyecto del Señor: “Messis quidem multa…”. El argumento para la oración por las vocaciones se tomaba del contexto de los documentos del Vaticano II, sobre todo del decreto OT 2, que insiste en la necesidad de la “instans rogatio” por las vocaciones. Son también importantes los textos siguientes: CD 15; PO 11; AG 29, 36, 38, 39, 40; LG 4, 12, 20, PC 1.

La acción de los papas a  menudo fue preparada y luego apoyada celosamente por apóstoles de la oración por las vocaciones. Recordemos, junto a Aníbal di Francia, a Giustino Russolillo (1891-1955), Giacomo Alberione (1884-1971) y, en España, el beato Manuel Domingo y Sol (1836-1909), fundador de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, a partir del mismo texto del “rogate … ut mittat operarios in messem suam”.

En 1951, la revista Rogate Ergo (n. 12, p. 16) pedía la creación de un “Día por las vocaciones”. Y en España la misma sugerencia se hacía desde la revista Ecclesia, en 1952, por parte del operario Jorge Sans Vila.


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