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viernes, 8 de junio de 2012

Elección de lugares y servicios

“En  la  elección  de  los  lugares  y  servicios  adecuados  para  la experiencia pastoral se debe prestar especial atención a la parroquia, célula vital de dichas experiencias sectoriales y especializadas, en la que  los candidatos al sacerdocio se encontrarán  frente a  los problemas inherentes a su futuro ministerio. Los Padres sinodales han propuesto una serie de ejemplos concretos, como la visita a los enfermos, la atención a los emigrantes, exiliados y nómadas, el celo de la cari dad que  se  traduce  en diversas obras  sociales. En particular dicen:

«Es  necesario  que  el  presbítero  sea  testigo  de  la  caridad  de Cristo mismo que «pasó haciendo el bien» (Hch 10, 38); el presbítero debe ser también el signo visible de la solicitud de la Iglesia, que es Madre y Maestra. Y puesto que el hombre de hoy está afectado por tantas des- gracias, especialmente  los que viven  sometidos a una pobreza  inhumana,  a  la  violencia  ciega  o  al  poder  abusivo,  es  necesario  que  el hombre de Dios, bien preparado para  toda obra buena (cf. 2 Tim 3, 17),  reivindique  los  derechos  y  la  dignidad  del  hombre.  Pero  evite adherirse a  falsas  ideologías y olvidar, cuando  trata de promover el bien, que el mundo es redimido sólo por la cruz de Cristo» (183). El conjunto de estas y de otras actividades pastorales educa al futuro sacerdote a vivir como «servicio» la propia misión de «autoridad» en  la comunidad, alejándose de  toda actitud de superioridad o ejercicio de un poder que no esté siempre y exclusivamente justificado por la caridad pastoral (PDV 58)”.

Rulla dice que  la  experiencia pastoral, para  ser  factor de  creci- miento debe tener cuatro características:

1. Existencial: que ofrezca al joven la posibilidad de evaluarse a sí mismo en situaciones substancialmente diferentes que exijan iniciativa y decisiones personales. Es  importante que llegue a sentir cierta experiencia de soledad y de fracaso. A la hora de elegir trabajos el criterio principal debe ser el bien de joven y no las necesidades pastorales ni que el formando esté a gusto.

2. Integradora: que ayude al joven a unir armoniosamente todos los niveles de que está compuesta la personalidad humana: psicofisiológicas (cansancio), psicosociales (nervios) y racionales-sociales (decisiones  por  los  valores).  Todo  éxito  en  esa  integración  significa  un refuerzo en la capacidad de interiorización.

3. Proporcionada: Por una parte debe exigirle un cierto esfuerzo de crecimiento, pero al mismo  tiempo no debe estar muy  lejos de  la etapa del desarrollo conseguirlo. Las actitudes autoritarias o superproteccionistas  no  dan  oportunidades  al  crecimiento. Las  primeras  bloquean y las segundas estimulan demasiado las necesidades que fomentan actitudes infantiles.

4. Sustentada: debe  tener alguien con quien compartir y que  le ayude a entender  lo que está pasando. La capacidad de escucha y  la comprensión empática han de ser las condiciones del acompañante. El apostolado entre los pobres es una experiencia privilegiada.  Los pobres hace que surja en nosotros esta pregunta. ¿Nuestra fe y nuestra espiritualidad tienen algo que decir, son significativas para su situación y sus esperanzas?


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