“En la elección de los lugares y servicios adecuados para la experiencia pastoral se debe prestar especial atención a la parroquia, célula vital de dichas experiencias sectoriales y especializadas, en la que los candidatos al sacerdocio se encontrarán frente a los problemas inherentes a su futuro ministerio. Los Padres sinodales han propuesto una serie de ejemplos concretos, como la visita a los enfermos, la atención a los emigrantes, exiliados y nómadas, el celo de la cari dad que se traduce en diversas obras sociales. En particular dicen:
«Es necesario que el presbítero sea testigo de la caridad de Cristo mismo que «pasó haciendo el bien» (Hch 10, 38); el presbítero debe ser también el signo visible de la solicitud de la Iglesia, que es Madre y Maestra. Y puesto que el hombre de hoy está afectado por tantas des- gracias, especialmente los que viven sometidos a una pobreza inhumana, a la violencia ciega o al poder abusivo, es necesario que el hombre de Dios, bien preparado para toda obra buena (cf. 2 Tim 3, 17), reivindique los derechos y la dignidad del hombre. Pero evite adherirse a falsas ideologías y olvidar, cuando trata de promover el bien, que el mundo es redimido sólo por la cruz de Cristo» (183). El conjunto de estas y de otras actividades pastorales educa al futuro sacerdote a vivir como «servicio» la propia misión de «autoridad» en la comunidad, alejándose de toda actitud de superioridad o ejercicio de un poder que no esté siempre y exclusivamente justificado por la caridad pastoral (PDV 58)”.
Rulla dice que la experiencia pastoral, para ser factor de creci- miento debe tener cuatro características:
1. Existencial: que ofrezca al joven la posibilidad de evaluarse a sí mismo en situaciones substancialmente diferentes que exijan iniciativa y decisiones personales. Es importante que llegue a sentir cierta experiencia de soledad y de fracaso. A la hora de elegir trabajos el criterio principal debe ser el bien de joven y no las necesidades pastorales ni que el formando esté a gusto.
2. Integradora: que ayude al joven a unir armoniosamente todos los niveles de que está compuesta la personalidad humana: psicofisiológicas (cansancio), psicosociales (nervios) y racionales-sociales (decisiones por los valores). Todo éxito en esa integración significa un refuerzo en la capacidad de interiorización.
3. Proporcionada: Por una parte debe exigirle un cierto esfuerzo de crecimiento, pero al mismo tiempo no debe estar muy lejos de la etapa del desarrollo conseguirlo. Las actitudes autoritarias o superproteccionistas no dan oportunidades al crecimiento. Las primeras bloquean y las segundas estimulan demasiado las necesidades que fomentan actitudes infantiles.
4. Sustentada: debe tener alguien con quien compartir y que le ayude a entender lo que está pasando. La capacidad de escucha y la comprensión empática han de ser las condiciones del acompañante. El apostolado entre los pobres es una experiencia privilegiada. Los pobres hace que surja en nosotros esta pregunta. ¿Nuestra fe y nuestra espiritualidad tienen algo que decir, son significativas para su situación y sus esperanzas?
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