Conclusión
De esta reflexión se podrían deducir algunas conclusiones para la tarea formativa a realizar tanto por los formadores del seminario, como por los sacerdotes a los que se encomiendan seminaristas para realizar sus tareas pastorales. Las podríamos sintetizar de esta forma:
– Tanto los sacerdotes como los formadores deberíamos tomar conciencia de la importancia que las experiencias pastorales tienen en el proceso formativo de los seminaristas. No va a ayudar, van a formarse.
– Tanto los sacerdotes como los formadores deberían ponerse de acuerdo sobre los objetivos a proponerse con los seminaristas en los dos planos: el de la eficiencia (aprendizaje pastoral) como el de la eficacia (formación del corazón pastoral).
– Buscar los medios apropiados (funciones) para lograr esos objetivos.
– Realizar la revisión a la que hemos aludido a diversos niveles:
• Con el director espiritual en función del proyecto personal espiritual del seminarista.
• Con el formador sobre las repercusiones que el trabajo pastoral está teniendo en la formación personal de acuerdo al proyecto personal formativo.
• Con los sacerdotes sobre los avances en la capacitación pastoral y sobre la integración en la comunidad.
– Hacer evaluaciones trimestrales con los seminaristas para afinar el logro de los objetivos propuestos.
FUENTES
Rulla, L.M. Antropología de la vocación cristiana. Bases interdisciplinares.
Rulla, L.M. - Imoda, F. - Ridik, J., Estructura psicológica y Vocación.
Cencini, A., L’apostolato come formaciones di sé. Testismoni, n.15, 1988.
Manenti, A., Vocación, Psicología y Gracia. San Pablo.
Manenti, A., Vivir los ideales, entre el miedo y el deseo.
Imoda, F., Olhou para ele com amor. Paulinas 2002.
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