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miércoles, 26 de septiembre de 2012

Seminaristas han escogido "la mejor parte"!

Guadalajara, Jalisco, México
25 de Septiembre, 2012
 
Queridos Seminaristas: Ustedes han escogido “la mejor parte” de seguir y servir a Nuestro Señor, han sentido Su llamado y generosamente han respondido, Dios quiera que todos perseveren y que lleguen al momento tan esperado para servir al pueblo de Dios a través de su ministerio sacerdotes de su Ordenación Sacerdotal.
El sacerdocio es “una perla de gran precio” y Nuestro Señor dijo que con tal de poseerla uno “vende todo lo que tiene”.
Tengo la fortuna de ser la mamá adoptiva de un sacerdote a quien yo no podría amar más si fuera de mi carne y sangre. Dios también ha puesto en mi camino a muchos sacerdotes a través de mis ya 64 años de vida.
Desde niña mi deseo más ardiente era ser religiosa y a los 17 años entré a un convento donde permanecí durante 5 años y por cosas del destino dejé esa vida cuando yo tenía 22 años. Me queda la satisfacción de haberle dado a Dios los mejores años de mi vida como religiosa y ahora participando del sacramento del matrimonio, que también es fuente de santidad.
La experiencia de haber sentido con tanta fuerza el llamado de Dios, el hecho de haber estado 5 años en un convento y mi relación con Dios durante toda mi vida me permite poder decirles que la vocación no es una cosa que nosotros decidimos, es un “llamado de Dios.” Pero eso no basta, porque todos los sacramentos son DON-REGALO-TAREA-COMPROMISO.
La vocación es como una planta tierna y hermosa que crece y da fruto al pie del Sagrario, a través de nuestra íntima relación con Dios, a través de nuestra entrega TOTAL y SIN RESERVA A ÉL, POR EL A SU IGLESIA Y AL MUNDO ENTERO.
Los motivos por los cuales yo me salí del convento no es necesario contárselos pero yo sí les puedo contar que durante 25 años yo soñaba cada 6 meses que yo regresaba al convento y yo sentía una alegría enorme hasta despertar y darme cuenta que ya no era posible regresar.
A veces siento que fue debido a mi falta de madurez, a mi falta de confianza en mi Superiora, o quizá, por no pedir la ayuda suficiente. Sólo Dios sabe. Lo que sí le puedo decir es que no me salí para casarme. Aunque sí me casé varios años después. Actualmente tengo 38 años de casada con mi marido y tengo un hijo de 28 años.

A ustedes yo les digo que si han sentido el llamado de Nuestro Señor que deben defender su vocación hasta con su misma vida. Además les ha prometido que lo que “más alegría les debe dar es el hecho de que sus nombres están escritos en el cielo”. (¡Casi nada!).
También les aconsejo que si están en éste camino que pongan sus vidas, sus proyectos de vida en las manos de Dios y que dejen que Él haga lo que quiera con ustedes, sólo así vivirán en paz y sin preocupaciones.

Nadie les ha prometido que sus vidas serán “un jardín de rosas” porque el sacerdocio bien llevado es una vida de mucho sacrificio y también de grandes recompensas. Recuerden por favor que nadie le gana a Dios en generosidad y también les ha prometido “el 100 x 1 en ésta vida y la vida eterna.”

Le pido a Dios que los colme de Sus Frutos y de Sus Dones ahora y siempre. 

PD. Les escribo de parte del Apostolado de la Oración por los Sacerdotes (en Facebook es Apostolado Sacerdotes y de la página de Facebook Ora por Sacerdotes y los invito a visitar estas pàginas y a ayudarnos a promoverlas.

En el amor de Cristo Sacerdote 
Apostolado de la Oración por los Sacerdotes
www.apols.org


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