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miércoles, 12 de septiembre de 2012

Los Seminaristas leen mucho, sí. Los Seminaristas leen bien ¿?

Por Luis Alva

Enseñando latín y gnoseología me he dado cuenta que mis alumnos seminaristas, leen mucho y entienden poco, es decir, no leen bien. Con esta preocupación he querido escribir esta breve “sugerencia”. La dimensión intelectual en la formación sacerdotal es la que abarca gran parte del día. Son más las horas que se dedica al estudio en comparación con otras actividades. En este sentido, en el tiempo de estudio el seminarista dedica diariamente una parte considerable a la lectura. También se dedica parte de tiempo a la lectura en otras actividades, como en la oración, a la lectura de la biblia, o a la lectura de algún libro de interés espiritual; en los momentos de tiempos libres, mayormente lectura del diario o de alguna revista de interés; lectura de correos electrónicos y de noticias digitales, etc. Con esto se puede afirmar que el seminaristas esta en continua lectura, es decir, los seminaristas leen mucho. Pero aquí surge una cuestión, ¿será que los seminaristas a demás de leer mucho, leen  bien?

En el estudio de la filosofía y de la teología, el seminarista se encontrará con textos muy difíciles de entender, como densos  volúmenes y tratados de filosofía y de teología, hasta breves manuales fáciles y sencillos de leer. Por esto, la buena lectura es indispensable.

Y para eso propongo algunas sugerencias para ayudarte a "leer bien".

Si la lectura que vas a realizar es recreativa y de placer, como lo son revistas, novelas, cuentos, poesía, etc., elige un lugar agradable y con buena temperatura de ambiente. Elige un asiento cómodo y adopta una postura relajada. Procura que haya suficiente luz. Estos ambientes pueden ser, las salas de estudios, los jardines, la sala de lectura, hasta la propia biblioteca. El seminario mayormente tiene varios de estos tipos de lugares. Recuerda! busca un asiento cómodo  pero evita sofás o camas, tanta comodidad te puede relajar demasiado y provocarte sueño.

Si la lectura que vas a realizar es de trabajo y estudio serio, debes buscar igual un lugar agradable pero que este te invite a realizar una lectura más profunda, el lugar elegido debe evitarte posibles distracciones. En el seminario este es el gran desafío, mayormente el ambiente de descanso es el mismo para el estudio (algunos seminarios tienen sala de estudio en común, y otros la sala de estudio es la propia biblioteca, o salón de clases). Se encuentran frente a frente el escritorio y la cama. Porque el desafío es grande, grande deberá ser la concentración. Para esto, debes tener la puerta de la habitación siempre abierta. El escritorio que de la espalda a la cama. Ventilar la habitación, sin crear corriente de aire. Luz suficiente. No colocar muchos textos, e imágenes o cosas en el escritorio, basta un portalibros, resaltador o lapicera. Para este tipo de lectura hay tranquilizar los sentidos, es decir, no estudiar con hambre o con sed o estudiar comiendo o bebiendo; en el ambiente de estudio no tiene que haber olores desagradables, para no distraer al olfato, sí agradables; no tiene que haber objetos sobre el escritorio de manera que los brazos y pies queden libres; el silencio es fundamental, personalmente no creo que se pueda estudiar profundamente con música o cualquier de ruido de fondo. El peor enemigo de la lectura profunda y sería es hacerla compartida, es decir, estudiar con el Messenger o Facebook conectados.

Si la lectura que vas a realizar es para un examen o una exposición de algún tema, tienes la oportunidad de hacerlo en los tipos de ambientes que acabo de mencionar. Para los seminaristas peripatéticos, es decir, para los que gustan estudiar caminando, el lugar propicio puede ser los jardines, los ambientes de deporte, áreas descampadas, etc. Este tipo de lectura sirve para memorizar y para esquematizar. Participan casi todos los sentidos al mismo tiempo,  gestos corporales, la lectura en voz alta, la escucha de aquella lectura, quizá la vista sea la que se ejercita más, dado que se tiene que mirar al mismo tiempo por donde se camina y el texto.  

Po otra parte, lee despacio y de manera calmada, subraya las frases que creas más importantes y resalta las que no entiendas. Haz anotaciones en los márgenes. Si no puedes subrayar y anotar en el libro (nunca subrayar libros de la comunidad) realiza anotaciones en un cuaderno. Ten en tu poder un diccionario especializado, teológico o filosófico, y busca allí las palabras que no comprendas. Anótalas, copia su significado y sustitúyelas por un sinónimo. Completa fichas, anota los conceptos, definiciones y palabras clave que tenemos que memorizar, el esquema explicativo de cada capítulo. La lectura realizada así será lenta, pero la comprenderemos y memorizaremos mucho mejor. Este tipo de lectura no se improvisa, tiene que darse día a día.

Debes esforzarte por comprender lo que lees. Para eso, inicia la práctica de lectura con textos breves, de fácil lectura, como son las vidas de santos, la misma biblia, novelas, revistas, etc. No pretendas iniciarte en la práctica de la lectura con textos difíciles. Si estas en filosofía un buen texto sería El mundo de Sofía, y si estas en Teología un buen texto sería Vida y Muerte de Jesucristo de Martín Descalzo, por mencionar algunos. No olvides tener un diccionario a la mano. Es recomendable tener un libro de cabecera, leer antes de ir a la cama y al levantarse de ella.

 


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