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miércoles, 15 de agosto de 2012

Metanoias vocacionales. Dios mira, habla y elige!!


 
«Estaba hasta arriba de ácidos, me sentí muy mal... y le dije a Dios: si existes este es tu momento»
Manejaba dinero, era jóven y no le importaba el mañana, sólo buscar el placer. Un día se dio cuenta de que nada de eso le hacía feliz y buscó a Dios. Hoy Manuel Viego es sacerdote.
Publicado por Religión en Libertad
14 de agosto 2012

Manuel Viego vivió lo que el dinero, el sexo y la droga tenían para ofrecerle. Hasta que se encontró con Dios. -¿Cómo fue su juventud?-Mi familia era católica, pero yo tuve una mala experiencia con la Iglesia en mi infancia y me alejé de Dios. A partir de los 16 años yo ya trabajaba y tenía dinero. Me dieron a probar porros, me hacía sentirme bien, me evadía. Fui comercial, trabajé en la construcción, ponía música y copas en discotecas...
- ¿Cambió de golpe?
-No, cambiar de vida fue un proceso lento. Intenté vivir en cristiano, desde la fe, la relación con mi pareja. Hubo ruptura, claro. ¡Si cada vez que hay un problema lo quieres solucionar en la cama...! Más adelante fui a pasar una semana en un retiro de la Comunidad de Bienaventuranzas en Toledo... y me quedé tres años. Allí entendí que quiero transmitir lo que he vivido, evitar que otros sufran lo que yo he sufrido. Empecé a estudiar en el seminario de Sigüenza, luego en el de Oviedo.

Una nueva vida
Cuando fue ordenado sacerdote el 3 de abril de 2005, Manuel Viego supo que había llegado una etapa de plenitud en su vida, un etapa orientada al servicio. Durante un tiempo fue el pastor de 14 parroquias de la montaña asturiana. Su casa, que es grande, siempre está llena de gente y siente la llamada de decir a los jóvenes que «se acaba antes el picador que la mina», es decir, que los goces no llenan, que sólo Dios llena al hombre.
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Quería comprar el Corán, pero como no lo tenían se llevó un libro de santa Teresa; hoy es sacerdote
También compró un libro de San Juan de la Cruz. y "empecé a leer y a leer, y fue un toque del Señor". Entró en una comunidad Neocatecumenal.

 Publicado por Religión en Libertad
13 de agosto de 2012
 Julio de Alonso Santos vivía fuera de la Iglesia desde la primera comunión. Sus padres también habían dejado la práctica religiosa cuando por motivos de trabajo se mudaron a Madrid desde su Orense natal donde había nacido en 1967. Cuando regresaron a Galicia, iba a misa alguna vez con la abuela, pero como no le faltaba de nada, no veía ninguna necesidad de ir a la Iglesia.
A los 14 años atracaron a su padre, comerciante de joyas, y se llevaron toda la mercancía. Fue un acontecimiento muy duro que representó la quiebra total.

Entré en una librería buscando el Corán, libro del Islam, pensando que hablaba de budistas, y como que no lo tenían me compré un libro de Santa Teresa y San Juan de la Cruz".

"Empecé a leer y a leer, y fue un toque del Señor". Desde entonces se acercó de nuevo a la Iglesia, pero con paréntesis porque le faltaba una comunidad que le ayudase. Había dejado atrás la juventud y se volvía a encontrar perdido. Entonces, un amigo de Valencia, más deprimido que él, le pidió que le hablara de Dios. Sin saber qué decir, se fueron unos días al monasterio cisterciense de Osera: "Estuvimos un fin de semana pero nos pareció que fue un mes".
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De la extrema izquierda, a las misiones, el sacerdocio y el trabajo con enfermos crónicos
Aldo Trento ha desarrollado una fecunda obra caritativa en América Latina. También ha estudiado la historia de las misiones jesuítas con los indios guaraníes y pide a España que esté orgullosa de su gesta en el continente americano.
Publicado por Religión en Libertad
12 de agosto 2012

Ha recibido numerosos galardones en Paraguay por su labor humanitaria. También en su Italia natal, pero estos los devolvió en protesta por la decisión del Gobierno de retirar la alimentación a la joven Eluana Englaro. "La chica fue víctima del ataque de una cultura materialista", explica.
De la depresión a la fecundidadLlegó a Paraguay hace más de 20 años, sumido en una depresión inacabable. Pero de esa vivencia salieron sus obras: un centro para enfermos crónicos y terminales, un asilo, una escuela, una granja para enfermos de sida, un servicio de donantes de sangre y un banco de alimentos. Ha escrito dos libros sobre las misiones de los jesuitas con los indios guaraníes en los siglos XVII y XVIII. Es miembro de la fraternidad San Carlos Borromeo, sacerdotes misioneros de Comunión y Liberación.Artículo completo...



 
Vendía drogas y no quería ser «un friki de Jesús», pero algo pasó en un autobús camino de Winnipeg
Dos tipos como él, vagabundos de fiesta en fiesta, se subieron unos asientos más atrás. Empezaron a hablar... «Mi vida dio la vuelta».
Publicado en Religión en Libertad
14 de julio 2012
El Padre Taras Kraychuk antes de fraile fue traficante. Motero por las carreteras de California y Canadá se dedicó durante años a vender drogas. También las consumía, acompañadas de abundante alcohol. Hasta que Cristo le habló en un autobús.

Años de dependencia de las drogas y el alcohol, asistir a fiestas y una vida desordenada le llevaron sólo al vacío vital. Después, el Padre Taras (Terry) Kraychuk pasó del tráfico de estupefacientes a la vida consagrada y sacerdotal como católico de rito bizantino.
Infancia creyente“A los 15 años comencé a moverme en el mundo de las drogas”, confesó recientemente en un encuentro con 2.000 personas en el que explicó su testimonio. Durante su infancia Terry vivió la fe que le transmitió su familia, ucranianos católicos de rito bizantino. Rezaban e iban a juntos a la Divina Liturgia.

“Crecí en la fe pero me acabé alejando de esas raíces”, recuerda el religioso. Siendo adolescente, “quería vivir experiencias emocionantes relacionadas con las drogas, las fiestas y todo lo que rodea a ese mundo”. Fue expulsado del Instituto y decidió entonces embarcarse en un viaje como motero por Estados Unidos y Canadá, un periplo concebido para encontrar la felicidad y el sentido de la vida.
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Blasfemaba contra Dios, vendía drogas, pero el amor de una chica le hizo cambiar... hoy es cura
También se enganchó al alcohol y las drogas. Dejó los estudios a los 13 años. Ahora se dedica a rescatar a jóvenes de las drogas y de la calle.
Publicado por Religion en Libertad
07 de marzo 2012
El joven sacerdote italiano Roberto Dichiera tiene un recurso muy poderoso para suscitar conversiones. Su propia vida es un ejemplo de cómo Dios no abandona a sus hijos y aún cuando parecen perdidos en el más profundo de los abismos si responden a la voz del Señor pueden encontrar la felicidad verdadera.

Me enamoré de una chica y fui a MisaUn día, a la edad de 20 años, se enamoró de una joven católica y comenzó a a ir a Misa. "Ella me servía de ejemplo, con esta chica comencé a orar, a acercarme de nuevo a la confesión que de tantos años no hacía, y hacer la Comunión, recibir el cuerpo de Cristo".Comenzó la transformaciónEn los dos años siguientes, vivió una transformación total "gracias a esta chica, y a la lectura del Evangelio -que leía a escondidas para no dar gusto a mis padres católicos-".

En junio de 1996, descubrió en una peregrinación mariana su llamado a la vida sacerdotal "algo que jamás había pensado".

Roberto puso fin a la relación con su prometida y "con gran dificultad dejé atrás el mundo de las drogas y la transgresión. Fue un gran combate espiritual, una lucha, cuanto más me acercaba a Jesús, a la oración, a la acogida del Espíritu Santo, más sentía la tentación del maligno, de todas las propuestas que el mundo me podía hacer para permanecer siendo vendedor de droga en las discotecas", recuerda ahora.
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Del heavy metal, las bandas violentas, la brujería y el ocultismo, a sacerdote católico
Algunos de sus amigos eran pistoleros, otros traficaban con drogas, él tenía 5 novias al mismo tiempo, bebía mucho alcohol y leía libros de rituales y magia. En tres ocasiones vio la muerte de cerca y empezó a reflexionar. Pero fue un grupo de oración lo que cambió su vida.
Publicado por Religión en Libertad
12 de noviembre de 2011
Juan Gonzalo Calleja nació y se crió en Medellín, Colombia. A los 14 años empezó a escuchar heavy metal, vestir de negro, llevar cadenas, pelo de punta y una estética oscura. Mataba conejos o murciélagos y los clavaba en el armario de su habitación, como parte de su decoración, entre carteles de temática heavy.

Con el tiempo, se interesó también por la brujería y se hizo con libros de temática oculta. Pasaban los años y su situación se agravaba. En la calle formaba parte de una pandilla con los que bebía mucho y se iba de fiesta. Algunos de ellos estaban implicados en temas de drogas.
Un accidente para pensar en la muertePero lo que de verdad le hizo reflexionar fue un accidente de circulación en que creyó que iba a morir: "vi mi vida en fotografías, en imágenes, tal como está ante los ojos de Dios. Y me hizo pensar. Y entendí que todo el mundo estaba organizado para que no me parase a pensar".

Fue entonces cuando él, que había estado alejado de Dios desde su infancia, se acercó al capellán de su universidad y le pidió permiso para fotocopiar el Credo, para rezarlo. Pero aún se mantenía en una vida confusa cuando un grupo de oración de la Renovación Carismática Católica, de amigos de sus padres, vinieron a su casa. Los carismáticos estaban hablando de temas relacionados con el demonio, algunos participaban como ayudantes en oraciones de liberación y exorcismos, y al joven Juango le pareció interesante. Les escuchó y les invitó a visitar su habitación.
Sacerdote contra el ocultismoJuango fue ordenado sacerdote en 2002. Pasó un tiempo como misionero en una zona pobre de Argentina, y después volvió a Colombia. Hoy forma parte de la asociación "Victoria de la Cruz" (www.victoriadelacruz.com), especializada en temas de liberación, sectas y actividad demoniaca. Publicó un libro sobre el tema: "Contra la Brujería", y predica en retiros y encuentros carismáticos, muy populares en Colombia. Artículo completo...




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