Pbro. Carlos Arturo Quinteros
Secretario Ejecutivo de Comunicación del CELAM
En los seminarios mayores la comunicación debe ser algo esencial, fundamental. Tres son las razones que yo invoco para hacer de la comunicación un elemento unificador, articulador y garante de las relaciones humanas:
1. La comunicación humana hunde sus raíces en la comunicación divina: Dios es comunión-comunicación, Dios se comunica con la humanidad, Dios habla a la humanidad, como lo expresa la carta a los Hebreos: “En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo” (Hb 1,2). Él ha venido para comunicarnos la vida: “Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10,10). Jesús, se presenta ante la humanidad como el Camino, la Verdad y la Vida, Él es el Verbo, la Palabra de Dios hecha Carne, Toda esta dimensión teológica de la comunicación, la podemos comprender con las palabras del Papa Benedicto XVI, en su mensaje con motivo de la Jornada mundial de las comunicaciones para el 2009, en la que el Sumo Pontífice destaca nuestra participación en el amor comunicativo y unificador de Dios, “que quiere hacer de toda la humanidad una sola familia. Cuando sentimos la necesidad de acercarnos a otras personas, cuando deseamos conocerlas mejor y darnos a conocer, estamos respondiendo a la llamada divina, una llamada que está grabada en nuestra naturaleza de seres creados a imagen y semejanza de Dios, el Dios de la comunicación y de la comunión”.
2. La comunicación mediática es una realidad y la cultura digital hoy nos revela igualmente sus inmensas potencialidades.
Los medios de comunicación no han de ser vistos como instrumentos nocivos y perjudiciales para la vida de los seres humanos, ellos son buenos en sí mismos. Pero tenemos que ser conscientes, que si están al servicio del hombre, deben velar por la promoción de la dignidad humana, por la integración de los pueblos y por el afianzamiento de las relaciones. Cuando sucede lo contrario, el hombre está o se pone al servicio de los medios, los medios se convierten en fines y el ser humano pasa a ser un medio, se cosifica, se instrumentaliza, el hombre se vuelve esclavo de los medios. Y estos medios deben ser usados en el proceso de evangelización, por lo que se necesita de una previa formación y conocimiento de las bondades de estos medios.
Desde el discurso inaugural de Aparecida, el Papa Benedicto XVI, habla de la importancia de los medios de comunicación para la Nueva Evangelización: “no hay que limitarse sólo a las homilías, conferencias, cursos de Biblia o teología, sino que se ha de recurrir también a los medios de comunicación: prensa, radio y televisión, sitios de internet, foros y tantos otros sistemas para comunicar eficazmente el mensaje”. Es un gran reto y desafío para la Iglesia saber utilizarlos. Hoy más que nunca se exige el conocimiento de los nuevos lenguajes, del mundo digital y de esta nueva cultura. Cómo ignorar por ejemplo, ”el fácil acceso a teléfonos móviles y computadoras, unido a la dimensión global y a la presencia capilar de Internet, que han multiplicado los medios para enviar instantáneamente palabras e imágenes a grandes distancias y hasta los lugares más remotos del mundo”. Gracias a estos medios, la Iglesia puede llegar a multitudes (EN. 45)
3. La comunicación social debe ser entendida más allá de esa realidad mediática, como proceso de relaciones. La comunicación hay que comprenderla como un proceso de relaciones, esto quiere decir, que la comunicación va más allá de los medios. Si nos quedamos con una visión instrumentalista de los medios, esa visión mediática, impedirá ver en el otro, a un hermano, con quien puedo compartir, vivir la solidaridad, comprometerme. Se trata, como lo dice el Papa Benedicto XVI de un anhelo de comunicación y amistad que “tiene su raíz en nuestra propia naturaleza humana y no puede comprenderse adecuadamente sólo como una respuesta a las innovaciones tecnológicas”. Al entender la comunicación como un proceso de relaciones, el hombre se hace sensible al reconocimiento del otro, comprende su ser social por naturaleza, sabe que no está sólo, que a su lado hay otros seres humanos, como él, con cualidades y defectos, acepta que tiene una misión en el mundo y que, en su diario vivir, comparte con los suyos, alegrías y tristezas, éxitos y fracasos, sueños e ideales. Esta cultura de amistad, de respeto y de diálogo debería ser el punto de inicio del fortalecimiento de una cultura solidaria.
Por lo tanto, en los Seminarios Mayores, debería fortalecerse este proceso relacional, desde la cercanía, la empatía, la sinceridad, el diálogo, el compartir, la fraternidad, como un camino inicial para construir la fraternidad sacerdotal.
Conclusión
A lo largo de lo sugerido por los documentos de la Iglesia sobre la comunicación, siempre me he cuestionado: ¿por qué reducimos nuestro quehacer pastoral de la comunicación, a los medios? ¿Por qué no preocuparnos por el entramado de relaciones que se van tejiendo en la Iglesia y que deben ser relaciones fraternas? ¿Por qué no intentar, mejorar nuestros canales de comunicación?.
Dialogar con el obispo o con los sacerdotes, con una Superiora, con el Rector del seminario o con los formadores, debiera ser un signo de confianza, de acogida, de caridad pastoral; ser capaces de dialogar y propiciar el diálogo entre los fieles, superando todo asomo de resentimientos o envidias, superar la idea de que “aquí mando yo” y entender que nuestra misión es el servicio, que debemos preocuparnos por prepararnos para responder a los desafíos del mundo de hoy, conociendo los nuevos lenguajes, promoviendo una cultura del respeto por la vida y la dignidad del ser humano.
En los Seminarios Mayores y casas de Vida Consagrada, debería haber espacio para la formación en la comunicación, interés por conocer los medios de comunicación y apoyo a la labor que realizan los comunicadores, periodistas, fotógrafos, artistas, actores, actrices, publicistas, ayudándoles en su formación humana y cristiana. En fin, ser capaces de detenernos un momento, mirar a los ojos de las personas y escuchar con alegría, a imagen de Cristo, que valoró el silencio, la acogida y el respeto por el otro.
La Iglesia hoy hace énfasis en la comunicación y la participación, toma conciencia de que el ser humano no puede vivir aislado, su misión debe realizarla en la comunidad. El bautizado tiene a Jesús, como modelo de comunicador, que escucha, acoge y proclama, así el discípulo está llamado a escuchar la Palabra de Dios, a acoger a Jesús en su corazón, a proclamarlo ante sus hermanos y a generar relaciones de comunión y participación. Considero, que si en los seminarios mayores, la comunicación ocupa el lugar que debe ocupar, no como un instrumento o simplemente como un ´medio´, sino como una estructura de base, que permea toda la vida del seminario, las relaciones que surgen serán relaciones no de poder, sino de servicio, no relaciones diplomáticas y funcionales, sino una relación de hermanos, no relaciones de protocolo y convencionales, sino una relación de empatía, de sinceridad y respeto, no una relación de coexistencia, sino una relación de comunión. Todo esto implica generar canales de comunicación, intensificar los momentos y espacios de comunicación durante el proceso de formación y estimular en los seminaristas el uso de los medios de comunicación y su inmersión en la cultura digital, al servicio de la Nueva Evangelización.
Bibliografía
CONCILIO VATICANO II. Inter Mirífica. Ed. BAC. Madrid, 1966
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. Orientaciones sobre la formación de los futuros sacerdotes para el uso de los instrumentos de la comunicación social. Ed. Vaticana. Roma, 1986
CONGREGACIÓN PARA LA DUCACIÓN CATÓLICA. Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis. Ed Vaticana, Roma, 1970
DOCUMENTO CONCLUSIVO, V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Centro de Publicaciones, Bogotá, 2007
JUAN PABLO II. Redemptoris Missio. Disponible en internet: http//: www.vatican.va
PONTIFICIA COMISIÓN PARA LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL. Communio Et Progressio. Disonible en internet: http//: www.vatican.va
QUINTERO GÓMEZ, Carlos Arturo. La comunicación a la luz de Aparecida. Centro de Publicaciones, Bogotá, 2008
Autor: Pbro. Carlos Arturo Quintero Gómez.
Secretario Ejecutivo de Comunicación del CELAM
0 comentarios:
Publicar un comentario