Buscar

Entradas populares

viernes, 12 de julio de 2013

¿Padre, soy seminarista y me encuentro de vacaciones y no participo de las misas de entre semana, estoy en pecado?

Por Luis  Alva

Participando de un curso para formadores, Monseñor Esquerda Bifet  cuenta que cierto día un seminarista le planteo la siguiente cuestión ¿Padre, me encuentro de vacaciones y no participo de las misas de entre semana, estoy pecando al no participar? Monseñor, de la forma más elegante y tranquila le contestó que no, lógicamente y según la norma de la Iglesia solo quien no asiste a misa el domingo incurre en pecado. El seminarista quedó alegre, con la conciencia tranquila y feliz. Pero inmediatamente, Monseñor añadió, es cierto mi querido seminarista que no es pecado ir a misa entre semana, lo que pasa es más delicado que el pecado, es que tú no tienes vocación. En seguida el rostro del seminarista cambio de color, nos cuenta monseñor.

Aquí la cuestión fundamental no es si es pecado o no participar de la misa diaria en vacaciones, tampoco es un tema que se tenga que discutir si es conveniente o no la participación; ciertamente que todo seminarista es un cristiano más de los cristianos, sin embargo, es un cristiano que se está formando para ser sacerdote, su compromiso y su actitud para ciertos sacramentos como lo es el de la misa no debe sentir que su participación es por “obligación”, sino todo lo contrario, debe ser por voluntad propia, como un acto espontáneo libre de amor a lo que en el futuro lo presidirá cada día hasta el fin de su vida.  El Santo Cura de Ars ha dicho que “si supiéramos el valor del Santo Sacrificio de la Misa, qué esfuerzo tan grande haríamos por asistir a ella”.

 Lo más difícil de la vida de seminarista es llevar a la práctica lo vivido en el seminario a los lugares diferente a ello, como es la propia casa. Y una de ellas es la que pertenece a la dimensión espiritual, me refiero a participar en misa diaria. Es cierto que en el seminario tenemos todas las actividades enmarcadas por un horario riguroso que facilita el estudio, el trabajo el deporte, y la activa participación de misa cada día, sin embargo, en casa ya no es así. En casa encontramos varias dificultades para llevar a la práctica ciertas actividades que son parte de nuestra vivencia espiritual de las cuales no podemos prescindir ni en el tiempo de vacaciones.

 Las dificultades pueden ser personales o circunstanciales. Respecto a las personales, pensar que no es “obligatorio” participar de la misa diaria y sólo participar de  la misa dominical; creer que nuestras “muchas” participaciones de misas diarias en el seminario nos ha llenado de gracia que necesitamos un descanso espiritual; la pereza, ocasionada por la pérdida o abandono de la fuerza de voluntad en el ejercicio de las virtudes; el cansancio debido al tiempo desproporcionado que se dedica a la TV o al ordenador, y muchas veces hasta altas horas de la noche; el desánimo espiritual como fruto del abandono de las actividades y celebraciones litúrgicas, etc.  Las dificultades circunstanciales pueden ser geográfica o climáticas o como la lejanía entre la casa y la parroquia, tiempo de lluvia y de calor, etc. El horario es otra dificultad, mayormente las misas son celebradas por la mañana y muy temprano; la ausencia de sacerdote y la poca presencia de fieles en misa también podría ser una dificultad o un desánimo para no participar de la misa. Sin embargo, antes estas dificultades, que en definitiva no son verdaderos obstáculos para no participar de misa, porque no hay mayor acción de gracias que el hombre pueda hacer para con Dios que celebrar la santa misa, y el mismo Dios no puede hacer una acción más sagrada y más grande que la celebración de una Santa Misa, lo ha dicho San Alfonso María de Ligorio. En este sentido, puedes no rezar el oficio de las horas, puedes no leer la biblia, puedes no rezar el rosario, puedes no orar un momento, pero no puedes dejar de recibir a Cristo en su palabra y en su cuerpo y su sangre que se nos da gratis cada día. El hombre de la Eucaristía se forma en la escuela de la Eucaristía. Tienes que disgustar desde ahora lo que ofrecerás todos los días de tu vida a los fieles.  No hay mejor experiencia religiosa que participar todos lo días de la misa con la gente que nos vio nacer y crecer en la fe, con la gente que te vio crecer como sacerdote. Esta es una experiencia única que le puede pasar a un seminarista y si tienes oportunidad no la dejes pasar.  Porque es mucho mejor ir que no ir. No creo que exista durante el día algo tan santo e importante como el participar de la misa cada día ¿o si? Si no hay sacerdote para celebrar la misa, pide permiso al párroco y aprovecha este tiempo para celebrar una liturgia de la Palabra con el pueblo.


0 comentarios:

Publicar un comentario