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miércoles, 10 de julio de 2013

¿Después del Encuentro de seminaristas con el Papa, qué es lo que queda?

Por Luis Alva

(Seminaristas del  seminario de Cádiz - foto tomada de su web)
Después de la santa Misa con el Papa Francisco, en la plaza de san Pedro me he encontrado con un grupo de seminarista con caras alegres y les he preguntado ¿Después del Encuentro con el Papa, qué es lo que les queda? y casi al unísono me han respondido: Mucha felicidad! Y ciertamente después de un Encuentro como éste lo único que queda son experiencias profundas de felicidad. Sin duda que para muchos seminaristas este Encuentro les ha animado vocacionalmente; otros han cumplido su sueño de conocer al Papa Francisco, de estar en el Vaticano, de conocer Roma; otros han encontrado nuevas amistades y nuevos amigos; otros han experimentado la presencia de Dios en estos acontecimientos, como en las palabras del Papa Francisco en la audiencia del Aula Magna, en el rezo del rosario con cientos de monjas y sacerdotes y obispos en los jardines del Vaticano, y sobre todo en la Eucaristía celebrada por el sucesor de Pedro; otros, han experimentado la alegría de la vocación y se han dado cuenta que no están solos en esta aventura del seguimiento, que al igual que él hay miles de jóvenes hombres y mujeres luchando por cumplir un sueño que va más allá de un Encuentro con el Papa.
Para tener una idea más profunda de este Encuentro le he pedido a Josue Nava un seminarista mexicano que ha participado del encuentro que nos cuente su experiencia:

"Ha sido sin duda una grande experiencia vivir esta jornada en la que pudimos compartir la fe en compañía de personas con la misma meta, es decir, el seguimiento de Cristo. Estar tan cerca del vicario de Cristo y escuchar su mensaje que ha sido fuerte y claro es un impulso fuerte además de que nos cuestiona sobre la respuesta que estamos dando. Creo Yo que este encuentro ha cumplido su objetivo que era revitalizar la fe de aquellos que estamos en camino vocacional. Fueron muchas las gracias vividas estos días pero la más intensa fue cuando el santo Padre entró al aula Paulo VI y tuve la oportunidad de tocarle y verle a los ojos sin duda ha sido un regalo muy grande de Parte de Dios".


Si se fijan en la religiosa (de la foto) con el pie enyesado,
 es una religiosas que ha venido desde España
con más de 200 religiosas
de la joven comunidad Iesu Communio
Todo esto también se puede aplicar para las miles de monjas que han participado de este maravilloso Encuentro. Confieso que he quedado maravillado de tantas jóvenes con rostros felices coreando el nombre del Papa, rezando con gran fervor el rosario, viviendo con profundidad la santa Misa. No cabe la pregunta ingenua que muchas jóvenes se plantean ¿serán felices estas mujeres? Porque es evidente la felicidad, y no sólo en sus gestos y en la participación activa de estos días del Encuentro, sino por la vitalidad de sus  comunidades, jóvenes vestidas con su hábitos y con una grande sonrisa en sus rostros le han dicho al mundo que la Iglesia a pesar de sus XX siglos sigue tan joven como en sus primeros días, le han demostrado a las demás jóvenes que la vocación religiosas no sólo es un camino más para servir y ser feliz, sino que es un camino privilegiado y especial en estos tiempos donde el servicio y la entrega de por vida es relativizado. 

Otra cosa que me ha impresionado de este maravilloso Encuentro es la participación de algunos obispos, y esto debe ser ejemplo para los demás. Realmente cuando uno ve a un obispo en actividades como estas es motivado a decir, aquí está la Iglesia casi completa! Y sí, he sido testigo de la presencia de varios obispos, especialmente de algunos obispos españoles, sé que han llegado más de 500 seminaristas españoles a este Encuentro y lo más significante de esto es que la mayoría ha venido con sus formadores (94 sacerdotes formadores) y  con sus obispos (14 obispos) al frente, esto es estupendo! Ver al obispo con sus seminaristas es como ver a un Papá con sus hijos participando de alguna fiesta, allí cuidándolos, animándolos y ofreciéndoles todo su apoyo. El domingo después de la misa con el Papa Francisco he tenido la gracia de almorzar junto a los seminaristas de la diócesis de Madrid y con ellos el cardenal António María Rouco y el rector de dicho seminario, de verdad que esta experiencia es un verdadero ejemplo de amistad.

En este Encuentro también han participado cientos de sacerdotes, la mayoría de ellos formadores. Porque en el Encuentro también se ha dedicado un espacio a los formadores, un espacio para escucharlos y animarlos. He querido preguntarles sobre sus experiencias de este Encuentro, experiencias que las transcribo textualmente:

“Una cosa que me ha llamado mucho la atención del Encuentro de seminaristas con el Papa, ha sido la amabilidad y el cariño del Papa para con los seminaristas, un gesto paternal del santo Padre como quien le habla un Papá a sus hijos” P. Marco Ruas (Brasil)

“Sencillamente me pareció impresionante, motivante, un Encuentro lleno de alegría, porque el Papa Francisco nos ha motivado a todos los que estamos con  y por el Señor Jesús a que demos una mirada profunda, seria, alegre y para toda la vida. ¡Sí a la vocación! ¡Sí al Señor! ¡Sí a la misión!” P. Manuel Areia (Panamá).

“Del Encuentro quisiera remarcar dos cosas que me llenaron de gran alegría y me renovaron en la entrega que comencé hace diez años. La primera se refiere a las paternales, profundas y firmes palabras que nos dirigió el Santo Padre Francisco, en las cuales nos alentó a contagiar al mundo la inmensa alegría que produce el vivir en amistad con Cristo y el llevarlo a los demás. En segundo lugar, he vivido una experiencia de universalidad única durante el rezo del santo rosario junto a los cardenales y obispos y miles de jóvenes que han consagrado al servicio de Cristo y la Iglesia,  puedo decir que ante la diversidad de lenguas y carismas que había en este evento, todos nos uníamos en el Amén y en el Amor a Cristo y a las almas. Id por todo el mundo y anunciar el Evangelio” P. Alejandro Gabriel Salinas (Argentina).

"Cuando era niño el Papa Juan Pablo segundo visito Ecuador y mi padre me llevo a mis 12 años a  verle como tal era la multitud el me cargo en sus hombros y me impresionó muchísimo su mirada le mire y sentí que el también me miraba. Esta experiencia de niño hasta hoy me acompaña, han pasado los años y hoy soy sacerdote y mantengo fresca  en mi mente esta imagen de su mirada que vi a  Jesucristo, en estos días,  mi Obispo Mons. Eugenio Arellano me envió a curso de formadores en Roma hemos tenido la oportunidad de participar de algunas actividades del Encuentro de seminaristas con el Papa Francisco y lo más significante ha sido concelebrar con el Santo Padre Francisco y me impresionó muy profundo, aunque lo vi cansado gastado y vino a mi mente una profunda comunión con Cristo con la Iglesia y mi sacerdocio llamada de sencillez y renovar mi compromiso por que vi en él a Jesucristo lleno de humildad sin perder su dignidad de Pastor. Bendito sea Dios que lo a escogió  y nos ha escogido ser Iglesia Cuerpo de Cristo"
P. Alberto Rodriguez  (Ecuador)







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