Por Luis Alva
Existen desde grandes manuales hasta pequeños folletos que hablan de la importancia de las vacaciones, del "quehacer" en vacaciones y "cómo" aprovecharlas al máximo. Existen también artículos que exponen el sentido teológico (bíblico y doctrinal) de las vacaciones. Sin embargo, no quiero centrar mi apreciación en estos temas (importancia, el "quehacer" y el "cómo" de las vacaciones), por el contrario, quiero hablarte de 5 cosas que NO deberías hacer en vacaciones, que aquí te las presento.
1. No esperar que todo salga a la perfección; grande es la expectativa, grande es la frustración. Por ejemplo, muchos quieren aprovechar las vacaciones para leer libros no leídos en el tiempo lectivo de Seminario, y se llevan varios libros a casa; sin embargo llega el último día de las vacaciones, y no se ha pasado de la introducción o prefacio del libro. Otros organizan todo un programa riguroso para visitar a familiares y amigos, y lo mismo, el último día de las vacaciones se realiza visitas exprés. En las vacaciones ciertamente que se puede y se debe hacer esto, lo que no esta permitido querer hacer todo a la perfección, algo así como si leer o visitar familias es lo principal de las vacaciones. Según las RAE vacación es el “Descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios”. Si nos fijamos bien en esta acertada definición, el verbo predominante es el de descanso, y no sustitución de lo habitual por otros quehaceres como leer, visitar familia, realizar viajes largos, etc., como es común en los seminaristas hacer en las vacaciones. Hay que dejar espacio también a la espontaneidad a lo mediato. Esto también vale para los que en tiempo de vacaciones dedican una parte a la misión o a la actividad pastoral, no existe pastoral perfecta, cuanto más se erra, más se aprende!
2. No achacarse de responsabilidades, llenarse de compromisos o tareas pastorales. Es común o mejor dicho en la mayoría de los casos para algunos seminaristas vacaciones es sinónimo de trabajo pastoral (Es cierto, como ya lo dije, para algunos o para la mayoría de seminaristas en el tiempo de vacaciones una parte del tiempo es dedicada a la actividad pastoral, en este sentido, este espacio de tiempo dejar de ser vacaciones). Algunos hasta duermen en la parroquia y desde allí visitan a sus familiares. Es cierto, las vacaciones es el tiempo propicio para estar en la parroquia, ayudar en algunas actividades, conocer a los fieles, entrar en contacto con el párroco, rezar juntos con los fieles, organizar alguna ayuda social caritativa, ir de campamento con los jóvenes; sin embargo no es esto las vacaciones, tampoco significa alejamiento total de la parroquia y de todo lo que ella implica, NO! Lo que quiero decir es que hay equilibrar las responsabilidad y compromisos en esta vivencia parroquial-pastoral. En definitiva el trabajo pastoral además de ser una experiencia enriquecedora, diría, hasta una experiencia de Dios, es también un esfuerzo físico que en definitiva te deja agotado, y tú no fuiste de vacaciones para quedar agotado, tú fuiste de vacaciones para recuperar energías, para llenarte de energías, porque la vida en el seminario te lo exigirá al máximo.
3. No planificarse en exceso; ser poco flexible y no dejar espacio al azar. En vacaciones no es recomendable apegarse a itinerarios muy estrictos ya que pueden generar estrés. Esto parece contradictorio a lo que comúnmente escuchamos por parte de los formadores, de que hasta en vacaciones precisamos de un horario, de una disciplina. Ciertamente, en vacaciones no se acaban las responsabilidades de seminarista, tampoco las vacaciones es para seguir haciendo lo mismo, aunque sirve realizar algunas cosas de manera de siempre (levantarse a la hora de siempre, rezar a la hora de siempre), lo que hay que buscar es cómo entrar en la dinámica de los quehaceres de la casa, participar de las comidas junto con los demás, asistir a la TV junto con los demás, etc.
4. No cometer excesos; ya sean en el sueño, la comida, o la vida social, nos llevarán a largo plazo a lamentar más que disfrutar las vacaciones. Recuerda que eres seminaristas dentro y fuera del seminario. Las vacaciones además de ser un tiempo especial para el descanso, para la familia, para amigos y rencontrarse con sus raíces, es un tiempo también para los excesos. Ciertamente que ya no hay un horario disciplinar que se tiene que cumplir al pie de la letra y pueda ser que todo lo que no hicimos en el tiempo ordinario de seminarios lo queramos hacer en 20 días o un mes. Los excesos “clericales” más comunes son los que se refieren al sueño, te digo que descansar no es sinónimo de dormir, ciertamente que uno engendra al otro, muchas veces el dormir en exceso demuestra pereza, abandono, y muchas veces escandaliza! Otro exceso es la comida, comer de todo y en gran cantidad, el régimen alimentario llevado por años en el seminario se ve tentado a las delicias preparados por mamá en casa, por la tía que te invita a comer o deleitar el plato favorito; el exceso se puede dar intencionalmente o por casualidad, de lo primero hay que cuidarse, cuidar la salud, del mismo modo de lo segundo, sucede que cómo llegas después de mucho tiempo, en casa o persona que visitas te quieren convidar algo de comer o de beber y no hay escapatoria, difícil decir que no, de todas maneras hay que cuidarse, hay que comer con límite! Respecto a la vida social, no faltarán tus hermanas (os) o primas (os) que te inviten a fiestas o celebraciones de estilo juvenil de la moda. No faltarán tus amigos del barrio a festejar el rencuentro amical, etc. Ante estas situaciones es conveniente ser prudente. Una negativa podría ser sinónimo de rechazo o desprecio a las cosas que practican los jóvenes; una aceptación inmediata podría escandalizar, exagerando un poco. Ante estas situaciones que “ponen en peligro” nuestro estilo de vida es recomendable ser equilibrado y muy prudente. Existen seminaristas que no aceptan ni una gota de vino, que las fiesta es sinónimo de pecado, que salir con amigos y amigas es escándalo, que las “cosas del mundo” mundanizan al hombre, etc. Otros por el contrario, beben más de una copa de vino, no se pierden ninguna fiesta del barrio, salen con amigos y amigas hasta altas horas de la noche, etc. No me permito decirte o recomendarte algo, simplemente hay que evitar los extremos. Recuerda que estamos en el mundo, más ya no pertenecemos al mundo!
5. Por último, No contar los días; hacer la cuenta regresiva para la vuelta de las vacaciones genera ansiedad y nos aparta de disfrutar el presente. En vacaciones o se te van de voladas los días o son una eternidad que ya te quieres volver al seminario. En los dos casos no hay que hacer cuenta regresiva, tienes que vivir y disfrutar al máximo las vacaciones, el poco o mucho tiempo lo tienes que disfrutar, tienes que estar preparado psicológicamente que los días (mayormente son pocos) de vacaciones lo tienes que aprovechar para descansar. Feliz vacaciones!
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