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lunes, 22 de abril de 2013

No dejes de rezar por mí, que yo no he dejado de rezar por ti!


Por Luis Alva

Ayer celebramos el 50 Día Mundial de Oración por las Vocaciones,  y por tal motivo, he recibido algunos mensajes que son resumidos en las siguientes frases: Rezo cada día por tu vocación; rezo a la Virgen por tu fidelidad; el rosario cada día por tu vocación; no he dejado de rezar por tu vocación; rezo para que seas un sacerdote santito, etc. Y al final de los mensajes (que también resumo en una frase): no dejes de rezar por mí, que yo no he dejado de rezar por ti! Esta mañana he reflexionado en mi oración de "petición" por los demás. Recuerdo que en el primer año de  seminario, para no olvidarme de rezar por aquellas personas que me lo pidieron y que yo libremente acepté, realicé una lista con los nombres de tales  personas, lista que llevaba siempre en mi breviario, eran 25 aproximadamente, entre ellos Papá y Mamá, hermanos y primos, mi abuela, dos tías, 7 vecinas, mi cuñada, el amigo íntimo de mi papa, y 4 señoras de mi parroquia. Además de estas personas, añadí los nombres de las personas a las cuales yo ofrecí rezar por ellos, eran más o menos 15. A esta lista (por pedido del formador de rezar uno por los otros) añadí los  25 nombres de los seminaristas con quienes convivía el primer año. Recuerdo que después de la oración de cada mañana leía rápidamente los nombres y dedicaba un Padre nuestro y  un ave María por todas estas personas.

Han pasado 12 años y sigo aceptando pedidos de oración, y sigo “ofreciendo” mi oración a varias personas. No tengo ya una lista, y si la tuviera creo que sería muy larga e imposible de cargarla en el breviario.   Ante esto me surge una pregunta ¿Realmente rezo por todas aquellas personas? Soy sincero al responder que no. No existe otra palabra que la de irresponsabilidad ante los compromisos asumidos e infidelidad a la palabra dada. Ciertamente, uno no puede negar una oración como quien se niega una misa porque ya tengo varias que celebrar durante el día, pero tampoco se puede estar aceptando “deliberadamente”.  Tampoco es justo, que al estilo de la “absolución general”, se realice, “una oración general” por todos. Me dirás que tampoco se podría rezar por cada una de las personas, dado que serían muchas. No puedo negar que existen personas que realmente rezan por cada una, la piensan, saben su situación y sus necesidades, hacen realmente de esa persona, una verdadera oración.

Por esto creo conveniente, volver a la lista y cargarla en el breviario, aunque sea larga y llena de nombres (ya algunos desconocidos), así nuestra oración no se dispersa, y esto nos obliga a rezar por todos y por cada uno de ellos.

Esto es una invitación también para mis hermanos seminaristas. Cuando se está en el camino de formación, se entra en contacto con muchas personas, sobre todo gente necesitada de oración. Las personas piensan y muchos no se equivocan, que los seminaristas y los sacerdotes son hombres de oración y que dedicamos largo tiempo para ello. Y es por ello que ven al seminarista como un hombre de oración, y por esto tales peticiones. 


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