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martes, 12 de marzo de 2013

Salas de TV y salas de estar vacías en los seminarios! La repercusión del internet en la vida comunitaria

Por Luis Alva


Hablar sobre la repercusión de las nuevas tecnologías especialmente del internet  en la vivencia comunitaria es referirse a una situación  urgente en los seminarios. Su impacto en la vida comunitaria es algo obvio y evidente, que a nadie se le oculta. Y esto lo demuestra salas de estar y salas de televisión vacías en los seminarios, las tertulias de dos en dos finalizaron por completo, los juegos de mesa y la lectura en tiempos libres casi que han desparecidos, etc. Uno de los tiempos fundamentales en la vida de seminario es el dedicado a la “convivencia comunitaria”.

Sin embargo,  presiento que se esta dando prioridad a los “amigos” y “eventos”  virtuales que a los amigos y eventos propios del seminario. Es común que después de la cena exista un momento de convivencia en los seminarios, como asistir a la sal de televisión para  ver las noticias, o asistir a la sala de juegos o de lectura del periódico o revistas, etc., a la que gran parte de los seminaristas asisten. Pero existe otra parte que después de la cena inmediatamente se dirigen a sus habitaciones a asistir el internet, otros a la sala de computación común, por poner un ejemplo.

Esto es también un tema recurrente en las familias. En diciembre del año pasado fui de vacaciones a mi casa en Perú,  y la gran sorpresa es que después del almuerzo y la cena, mis hermanos y sobrinos desaparecían, pues cada quien tiene su televisor y su computador en su habitación.  Y es allí donde una añora aquella televisión grande y pesada,  de blanco y negro donde todos los hermanos concentrábamos nuestra mirada y atención, donde los mas pequeños quedaban dormidos, y los más grandes discutiendo por el volumen y el canal, etc., que tiempos!

Hay muchas personas que señalan la gran posibilidad que las nuevas tecnologías en especial el internet brinda a la convivencia comunitaria y a la vida fraterna, refiriéndose a un sentido más amplio de comunidad. Por ejemplo, algunos seminaristas diocesanos y seminaristas religiosos se mantienen en contacto a diario con otros seminaristas y religiosos en otros países y ciudades remotas. Por otro lado, las nuevas tecnologías permiten la comunicación en el interior del propio seminario. Sin salir de la habitación se pueden hacer consultas al vecino, comunicar informaciones, preguntar y responder cuestiones, dejar avisos y recordatorios… y hasta pedir perdón virtualmente.  Esto que parece novedoso, provechoso y útil esta matando a la comunicación personal –presencial, al tocar la puerta al seminarista vecino, a dar la cara, al mirarle los ojos cuando hay que pedir perdón, etc. Es cierto no está mal pedir perdón virtualmente, existe cámaras poderosas para mostrarse al otro, pero hay perdones que exigen dar la cara.

Por otra parte, E-mail, Messenger, Skype, Facebook, Twitter, etc.. nos pueden llevar fácilmente al círculo de amigos y conocidos más allá de la propia comunidad. Nos permite mantener contacto directo con la familia, con los amigos, con los compañeros de trabajo. Y nos permiten también resolver algunos asuntos sin necesidad de desplazarnos a otro lugar, ahorrándonos un tiempo para otros compromisos.

Sin embargo, puede darse el caso que esta comunicación virtual sea una forma de eludir la comunicación personal en el interior del propio seminario. Es de todos conocido el siguiente fenómeno: es más fácil convivir a distancia con las personas que no viven con nosotros, que convivir con los miembros de la propia comunidad. “Es muy amable con los de fuera, y muy poco amable con los de dentro”, se escucha decir en forma de comentario. La comunicación virtual en exceso, podría conducir  al seminarista a una especie de soledad deshabitada, y terminar en un mortal individualismo. La victima de esto no sólo es la comunidad que se debilita; la primera víctima es el propio seminarista que se ve progresivamente arrojado en una triste soledad.







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